martes, 19 de agosto de 2008

Sesión 18: La India Clásica y Posclásica, 320 A.C. - 1'000 D.C.

La última vez analizamos cómo las invasiones arias llevaron al desarrollo de reinos pequeños que rápidamente se volvieron rivales. Para el siglo sexto D.C. los reinos pequeños habían sido reducidos al estatus de potencias regionales, que querían expandir su territorio a expensas de sus vecinos. Terminé la última vez mencionando a la primera dinastía verdaderamente nacional, los Maurya. Su estado data de la década de los años 320 A.C. cuando un hombre del ejército llamado Chandragupta Maurya tomó el control del viejo estado de Magadha y de las regiones remotas a lo largo del Ganges. Para 321 A.C. había conquistado todo el Estado y sus tropas se dirigían hacia el norte de la India en el Punjab. De ahí, se movió al otro lado del valle del Indo y sometió a un reino griego conocido como Bactria. Para 300 A.C. el imperio de Chandragupta incluía todo el norte de la India.
El Aspecto más notable de este reino es la calidad de su gobierno. La administración de Chandragupta estaba altamente centralizada y modernizada. Kautilya, el pensador indio a quien mencioné la última vez, construyó muchos de los procedimientos que dominaban este reino. Algunas de sus ideas sobrevivieron en el Arthashastra, que detallaba los métodos correctos para administrar un imperio. Esto incluía cobrar impuestos y fomentar el comercio, así como manipular a otros estados y luchar guerras. Kautilya también recomendaba utilizar espías para reportar sobre la oposición interna. Junto con Kautilya, Chandragupta construyó un gran aparato administrativo que se extendía por toda la India.
El hijo de Chandragupta y su nieto lo sucedieron a su debido turno. Su hijo, Bindusara subió al trono en 297 A.C. Sin embargo, el Maurya más importante fue Asoka (268-232 A.C.) quien se convirtió en uno de los grandes conquistadores de la India. Cuando Asoka se convirtió en rey, el único gran reino independiente era el de Kalinga, que se localizaba en la parte al centro-este de la India. Asoka y el reino de Kalinga luchaban por las rutas comerciales, y en 260 A.C. Asoka conquistó Kalinga en una campaña que mató al menos a 100,000 personas. Después de esa victoria, Asoka se convirtió en el gobernante indisputado que controlaría gran parte del subcontinente indio, y aquí fue donde hizo su gran nombre pues se convirtió en uno de los grandes administradores en la historia de la India. Al trabajar sobre la labor de su abuelo y Kautilya, Asoka cultivó una burocracia organizada y eficiente que desarrolló políticas para todo el imperio. Primero, mantuvo una tesorería central que cobraba impuestos a sus súbditos y pagaba a los clérigos, escribas y otros funcionarios que una burocracia necesita. Segundo, Asoka se aseguró que sus órdenes fueran publicadas por todo el imperio, haciendo que los decretos más importantes fueran tallados en pilares de piedra o en formaciones rocosas naturales. Los pilares se difundían por todo el imperio para que fueran leídos.
La administración de Asoka integró muchas de las regiones remotas de la India en un solo Estado. Asoka alentó el comercio y la agricultura y esto fue muy importante para la centralización del Estado. También invirtió fuertemente en caminos y en sistemas de irrigación, que alentaron a que los agricultores produjeran bienes y permitió que estos bienes se comerciaran en el imperio. Un ejemplo fue la carretera que Asoka hizo construir entre su capital Pataliputra y Taxila, que están a 1,000 millas de distancia. Asoka viajaba por estos caminos de forma fácil ya que se plantaron árboles de sombra, y se construyeron diques y hostales.
Este gran imperio no sobrevivió siquiera a Asoka. Asoka murió en 232 A.C. y sus sucesores fueron incapaces de pagar por un estado tan grande. Los costos administrativos excedían los ingresos y los emperadores Maurya recurrieron a devaluar su monedad para cubrir los gastos, lo que exacerbó el declive de la dinastía, y para el año 185 A.C. había desaparecido. De aquí hasta el próximo gran imperio, que fue fundado en 320 D.C., la India se encontraba en un periodo de flujo pues varios reinos ascendían y caían. No abundaremos en detalles sobre este periodo turbulento pero analizaremos el papel que la religión jugó en este imperio emergente. Como dije la última vez, el reino de Magadha trajo una de las grandes religiones mundiales, el budismo, y hoy analizaremos cómo el fermento religioso del siglo quinto A.C. contribuyó a la estabilidad dinástica posterior.
Siddharta Gautama nació alrededor del año 450 A.C. en una clase ksatriya, hijo de Suddhodana, quien era rajá Sakya, una de las repúblicas de la India. Gautama tenía cierta experiencia en el comercio y vivía una vida confortable. Por razones desconocidas, se rehusó a este tipo de vida y se fue por los caminos de la India, visitando Vaisali, la capital de Licchavi, Sravasti, una ciudad importante en Koshalan, y Rajagriha en Magadha. Gautama estudió con una variedad de profesores, aunque sus ideas no le satisficieron. Alrededor del año 400 A.C. Gautama conoció al rey de Magadha, Bimbisara, quien le dijo que debía regresar a su lugar correcto, e inclusive ofreció ponerlo de nuevo en los negocios. Gautama se negó y continuó con su estudio de meditación y autoabnegación. Después de una meditación prolongada bajo un árbol, Gautama finalmente se aisló de la naturaleza del sufrimiento y formuló un esquema para superarlo. Ahora era Buda, el “Iluminado”, y predicaba sus doctrinas. El budismo originalmente no era una revelación religiosa sino un sistema de alta introspección. La enseñanza básica de Buda era que la vida humana se volvía soportable al controlar al deseo aunque sin un ascetismo extremo. Aquellos que se controlaban alcanzaban el nirvana, que era una liberación del ciclo continuo de renacer, que era en lo que se basaba el budismo.
El Budismo se volvió una corriente política importante pues las enseñanzas de Buda encontraron pronto adeptos entre los líderes indios, especialmente el rey de Magadha. Magadha crecía y el budismo también, convirtiéndose en una fuerza religiosa en la India, antes de ser exportada a China y al resto de Asia. En este momento el budismo se convirtió en la primera religión del mundo en dejar las fronteras políticas de su cultura natal. Pero para regresar a lo que estaba diciendo antes, el budismo siguió siendo importante durante la dinastía Maurya, en particular con Asoka pues se convirtió en un gran partidario de las tradiciones budistas. De hecho, Asoka se horrorizó tanto de la muerte y destrucción causada por su guerra contra Kalinga que adoptó los preceptos básicos del budismo, especialmente su asociación con la no violencia. Asoka no se convirtió en un santo pero su remordimiento por la gran matanza parece haber cambiado sus políticas. De esta forma, el budismo se convirtió en una parte central de la cultura india, aunque nunca eclipsó al hinduismo como la religión más importante.
Después de la caída de los Maurya, el siguiente imperio centralizado que aparecería en la India era el de los Guptas. Los Guptas también eran originarios de Magadha, que era la región más importante debido a su riqueza y localización en el Ganges. El imperio Gupta comenzó con Chandra Gupta (sin parentesco con Chandragupta Maurya), quien estableció un reino poderoso por medio de un sistema de alianzas con familias poderosas alrededor del año 320 D.C. Sus sucesores, Samudra Gupta (335-375) y Chandra Gupta II (375-415), reconstruyó el viejo imperio de Magadha con su capital en Pataliputra y atacó a sus vecinos en un intento de reconstruir el viejo imperio. Fueron extremadamente exitosos aunque Deccan, la región más al sur de la India, continuó fuera de su alcance. El imperio Gupta nunca alcanzó el mismo grado que el de los Maurya, y tampoco estaba tan bien organizado. Mientras que Asoka había sido un gran administrador, manteniéndose al tanto de todo tipo de asuntos regionales, los Gupta centralizaron el poder, permitiendo que los gobiernos locales administraran la mayor parte de sus asuntos. Este sistema de supervisión benevolente funcionó bien, trayendo estabilidad a la India que no la había conocido por casi quinientos años. Esta fue una época dorada en muchos aspectos pues el país estaba bien administrado. Un budista chino llamado Faxián escribió en un recuento de sus viajes por la India durante el reinado de Chandra Gupta II que el país era próspero y que había muy poca actividad criminal.
La receta de Gupta para la paz y estabilidad alcanzó sus límites cuando los invasores extranjeros llegaron. Los hunos blancos, un pueblo nómada, llegó de Asia central a finales del siglo cuarto D.C. Los Guptas evitaron a los hunos por un rato pero los costos fueron muchos y los hunos entraron a la India en el siglo quinto, estableciendo sus propios reinos en el norte. El poder comenzó a erosionarse y los administradores locales, quienes ya tenían autonomía significativa bajos los Guptas, de forma lenta se convirtieron en gobernantes locales. Para mediados del siglo sexto el imperio Gupta se había perdido. La India tendría que esperar por el establecimiento del Imperio Mogol antes de que regresara la autoridad imperial.
El colapso Gupta marcaría el comienzo de una tendencia importante en la historia india: el norte y el sur seguirían caminos diferentes. El norte enfrentaría un caos político pues los reinos lucharían entre sí y los turcos aprovecharían el caos para entrar en la India y establecer sus propios asentamientos. Sin embargo, el sueño del gobierno imperial nunca desapareció. Durante el siglo séptimo el rey Harsha (606-648 D.C.) logró reunificar la mayor parte de la India por medio de acción militar en 612. Harsha disfrutó de la reputación de algo parecido a un gobernante ideal. Aunque era budista, toleraba otras religiones. Construyó hospitales y dio atención médica gratuita a sus súbditos, aunque no está claro lo que esto significaba, dada la situación de la medicina en aquel entonces. Harsha también era generoso con sus súbditos, dándoles regalos y recursos, en lo que parece haber sido una continuación de las viejas tradiciones arias del liderazgo de clanes. Pero ni siquiera Harsha pudo construir un estado lo suficientemente fuerte que sobreviviera. Se había devuelto demasiado poder a los reyes locales como para que Harsha pudiera retomarlo, y aunque viajaba por su imperio constantemente para mantener a raya a los gobernantes locales, el hecho era que éstos seguían siendo gobernantes locales que sólo hacían lo que consideraban benéfico para sus intereses. Cuando asesinaron a Harsha en 648 no había ningún heredero legal y ningún personaje desconocido se hizo presente. El imperio se desintegró de nuevo.
El tumulto político en el norte de la India abrió la puerta al Islam. Las fuerzas árabes entraron al Punjab a mediados del siglo séptimo, aunque estas sólo eran incursiones. En 711, una expedición importante conquistó el Sind, el valle del Indo y gran parte del noroeste de la India. Estas áreas eran gobernadas como parte del califato de Umayyad, y después se volverían posesiones abásidas. El Sind nunca se incorporó completamente al Islam. Gran parte de la población siguió siendo hinduista o budista mientras que los que se convertían al Islam cultivaron versiones heterodoxas. En la mayoría de las veces, la autoridad política árabe en la región estuvo limitada y esto permitió que gran parte del noroeste de la India permaneciera como estaba, aunque oficialmente estaba bajo control abásida hasta 1258, cuando los mongoles depusieron al último califato.
En términos generales, el Islam no se difundió en la India por medio de la autoridad política. El Islam se movía con el comercio, como lo fue en el caso del norte de África y el Medio Oriente, pues los mercaderes píos y los predicadores llevaban su religión a nuevas áreas. De esta forma el Islam se movió por el norte y el sur de la India. Los mercaderes musulmanes formaron comunidades pequeñas a lo largo de la costa de la India y comúnmente se casaban con la aristocracia local. Por tanto, los musulmanes entraron de forma lenta a la sociedad india y para el año 1000 D.C. surgieron grandes comunidades de musulmanes a lo largo de las costas.
El Islam también llegó a la India por otra forma, es decir, las invasiones turcas del siglo once. Entre los años 1001 y 1027, un líder musulmán en Afganistán de nombre Mahmud Ghazni se involucró en incursiones punitivas múltiples en el norte de la India. Utilizó el malestar político local para anexarse gran parte del noroeste de la India y el Punjab. El reino de Mahmud no es recordado de forma cariñosa por los indios, pues consideraban al gobierno como una forma de saqueo organizado. Mahmud y sus aliados saquearon cientos de lugares religiosos asociados con los hindúes y budistas infieles, destruyendo templos para que se construyeran mezquitas encima. De hecho, en 1025, después del saqueo de la ciudad sagrada de Somnath en el valle del Ganges, tomó pedazos del gran templo y los llevó a Afganistán, donde los puso como escalones de la mezquita de Jami Masjid, para que los pies de los creyentes pudieran profanar la fe hindú cada vez que iban a rezar. Durante finales del siglo duodécimo, los sucesores de Mahmud conquistaron el norte de la India en vez de saquearlo. Para el siglo décimo tercero, gran parte del norte de la India estaba bajo control islámico y el estado islámico resultante se conocería como el Sultanado de Delhi, que gobernaría el norte de la India desde 1206 hasta 1526. Este gobierno era laxo en el mejor de los casos pues la autoridad del sultán se extendía más allá de Delhi. Tenía que depender de los reyes hindúes para administrar los asuntos locales. De hecho, gran parte de la población permaneció hindú, a pesar de la fachada islámica.
Mientras las invasiones y el caos político reinaban en el norte, el sur de la India continuó con su propio camino. Permaneció políticamente fracturado pero casi uniformemente hindú. A veces había guerras regionales pero esto sucedía muy poco y no eran tan intensas como las guerras del norte. El sur tenía dos reinos importantes durante gran parte del periodo islámico. Muy en el sur apareció el reino de Chola en el siglo noveno. Centrado en la costa Cormandel, dominó la política en el sureste desde 850 hasta 1267. En su apogeo, el imperio Chola alcanzó partes del sureste de Asia, inclusive conquistó la isla de Ceilán. Como potencia comercial, Chola utilizó su riqueza para patrullar el océano desde el Mar de China al sur hasta el Mar Arábigo. El segundo estado, el reino de Vijayanagar, apareció en 1336, cuando dos hermanos renuncian al Islam, a quienes el sultán de Delhi había mandado para administrar el Deccan. Este estado indio se volvió dominante en el sur de la India hasta que cayó ante el naciente imperio Mogol en 1565.
Al haber mencionado la competencia entre el hinduismo y el Islam, es mejor que los analicemos de forma conjunta. Ya he discutido cómo el Islam ascendió y se difundió entre los indios entre los siglos quinto y cuarto A.C. Aunque el budismo originalmente no era una religión divina, lentamente se volvió una debido al ascenso del budismo mahayana, lo significaba esencialmente la conversión de Buda y de sus grandes seguidores en objetos de veneración divina. Cuando los invasores árabes -y después turcos- llegaron, a la India, el budismo mahayana probó ser incompatible con su forma agresiva del Islam. Por tanto, los invasores islámicos saqueaban de forma rutinaria y quemaban los lugares sagrados y los monasterios budistas. Un ejemplo es el ataque n 1196 a la ciudad de Nalanda que era un sitio de peregrinaje. Muchos de los budistas chinos acudían a estudiar con los filósofos y teólogos budistas más sobresalientes. Los atacantes quemaron las bibliotecas y mataron o exiliaron a los monjes. El budismo indio nunca se recuperó de este ataque y pronto se convirtió en una religión minoritaria en la tierra de la que surgió.
Sin embargo, el declive del budismo fue en beneficio del hinduismo. El hinduismo es una religión amplia, que tenía bastante espacio para los cultos locales y objetos de veneración. En el siglo duodécimo el hinduismo se volvió popular por medio de la propagación de dos cultos que veneraban a Vishnú y a Shiva. Vishnú era venerado como el conservador del mundo, un dios que lo supervisaba y ocasionalmente bajaba en forma humana para combatir al mal. Shiva era el dios de la fertilidad y de la destrucción. Traía la vida en cada estación y la tomaba cuando la estación había pasado. Mientras la veneración de estos dos dioses se propagaba, el hinduismo se expandía también. De hecho, uno de los secretos de estos cultos es que ambos se identificaban con cualquier clase de dioses locales. Por tanto, cada dios tenía muchas caras e incluso varios nombres. Si viajan a la India, encontrarán que aunque religiones diferentes adoran a Vishnú, éste se ve diferente en cada caso. Estos cultos se volvieron populares porque prometían la salvación eterna. Los adoradores esperaban que al apaciguar a estos dos dioses con comida y bebida se podría obtener un unión mística con ellos y ser salvados.
Por su parte, el Islam sólo creció lentamente entre los indios. Comenzó a diseminarse por medio de las comunidades de comerciantes –como ya hemos dicho- pero se vio alterado por las políticas de los ejércitos invasores. Primero, la religión de los conquistadores difícilmente se vuelve popular. Segundo, los conquistadores no eran muy generosos con los indios, inclusive con aquellos que se habían convertido. Los más altos empleos en la nueva administración estaban casi totalmente reservados para los árabes, persas o turcos, dándoles a los indios pocos incentivos para convertirse. No obstante, muchos sí se convirtieron. Para el año 1500 había cerca de 25 millones de musulmanes en la India. Algunos indios trataron de utilizar el Islam para romper el sistema tradicional de castas.
Los hindúes de castas bajas se podrían convertir al islamismo y por tanto, escapar de las formas tradicionales de discriminación. Por lo menos esto era en teoría. De hecho las castas sobrevivieron al Islam pues los musulmanes conversos todavía trabajaban en sus labores asignadas por la casta después de unirse a la nueva fe.
Para concluir, para finales del siglo duodécimo, la India evolucionó de un punto en donde aparecieron las bases para las estructuras actuales. Esa parte de la India es en la actualidad Pakistán y es musulmana. La India propiamente dicha es en su gran mayoría hindú. Las tradiciones imperiales y otras tradiciones culturales que he analizado continuaron desde el año 1000 hasta la llegada de los ingleses a finales del siglo diecisiete. Lentamente, la tradición imperial inglesa se apropió de la India, culminando con el nombramiento de la Reina Victoria por parte de Benjamín Disraelí con el título de emperatriz de la India en 1876. No obstante, la continuidad cultural básica que ha marcado tanto de la historia de la India persiste hasta nuestros días. La India sobrevivió tanto a gobernantes árabes musulmanes como a ingleses protestantes.

Sesión 17: La India Antigua, 3'000 A.C. - 380/330 A.C.

La India tiene una de las sociedades más antiguas y más complicadas de la historia, algunas de ellas datan del año 3000 A.C. Todavía, el estudio de la historia de la India representa un problema importante: hasta el siglo sexto A.C. casi no tenemos idea de cuándo sucedieron los eventos. Al contrario de Egipto y Mesopotamia, las civilizaciones antiguas de la India dejaron pocos registros de eventos específicos.
La mayor parte de la información que los historiadores tienen para entender el pasado de la India proviene de obras literarias conocidas como los Vedas. La mayor parte de los textos datan del primer milenio A.C. pero no sirven para entender lo que pasó antes del segundo milenio pues la que gente que escribió los Vedas llegó a la India hasta después de 1750 A.C. y probablemente después. Afortunadamente, la arqueología y la numismática han ayudado a llenar el vacío pues los historiadores ahora saben mucho más acerca de la historia de la India entre el año 3000 A.C. y el 1750 A.C.
El pasado antiguo de la India fue descubierto hasta los años veinte cuando arqueólogos indios* (se dice indios porque pertenecen a la India y no hindúes porque esos son los practicantes de una religión llamada hinduismo) y británicos descubrieron la antigua capital llamada Harappa diez metros bajo la tierra al lado de uno de los afluentes del río Indo. Originalmente a esta civilización se le llamó la civilización del valle del Indo, pero ahora se llama harapista en honor del tamaño e importancia de la ciudad. La civilización harapista es una de las más admirables con las que nos hemos topado. Alrededor del año 3000 A.C. comenzaron los primeros signos de vida sedentaria en el valle del Indo pues los tornos y herramientas de cobre se volvieron de uso común. Para 2600 A.C. con un excedente agrícola, los pueblos del sistema del Indo se unieron en la temprana civilización harapista, y este momento sólo puede ser descrito como una explosión cultural. Comenzaron a surgir ciudades grandes y bien planeadas y la civilización harapista se convirtió en un centro económico, involucrándose en actividades comerciales. Para el año 2300 A.C. la civilización harapista entró a su fase de madurez, con la aparición de otras ciudades –importantes y no tanto- alrededor del valle del Indo y más allá. Otra ciudad comparable con Harappa fue Mohenjo-Daro, que también era grande y bien planeada, probablemente tenía 50,000 habitantes en la cúspide de su desarrollo.
La civilización harapista es notable por dos cosas. La primera es que los harapistas construyeron su civilización desde el suelo. La madera para la construcción y piedras no son abundantes en esa parte del mundo. Por ello, los harapistas desarrollaron una técnica de hornear los ladrillos a temperaturas altas. Estos ladrillos tenían un tamaño y forma uniformes y se utilizaban en todos lados. Los ladrillos horneados eran más resistentes que los ladrillos cocidos al sol que los mesopotámicos utilizaban, y esto permitió a los harapistas construir grandes ciudades y obras en los ríos. Aquí subyace la principal razón de porqué los seres humanos se olvidaron de los harapistas: los ladrillos no eran tan resistentes como para durar para siempre lo que significó que casi nada de las ciudades quedara. Además, lo que duró estaba diez metros bajo tierra. No obstante, los arqueólogos han excavado docenas de asentamientos y la foto que surgió es única en muchas formas.
Esto me lleva al segundo aspecto fascinante de la vida en Harappa: la increíble estandarización y uniformidad que la definió. Las ciudades harapistas se ubicaban en un eje norte-sur en donde las calles eran dos veces más grandes que las banquetas y las calles principales eran dos veces más grandes que las calles regulares. Estas ciudades también estaban “zonificadas”. En contraste con la desorganización de muchas otras ciudades antiguas, las ciudades de Harappa tenían zonas comerciales y residenciales así como una ciudadela separada en la que se construyeron defensas y grandes edificios públicos. Además, las ciudades de Harappa tenían grandes sistemas de drenaje, teniendo algunas calles baño en cada casa. Las herramientas y utensilios también eran uniformes, construidos de acuerdo a ciertos estándares que habían sido establecidos por una autoridad central.
Harappa también tenía un sistema uniforme de pesos y medidas que ayudaban al movimiento de bienes por todo el imperio, y había una moneda común de la cual sobreviven varios ejemplares. Debemos recordad que los harapistas hicieron esto en un área mucho más grande que Egipto o Mesopotamia.
Las ventajas de la civilización de Harappa la convirtieron en una potencia económica fuerte no sólo en el Océano Índico pero también en el Mediterráneo y en el Golfo Pérsico. Los registros sumerios del tiempo de Sargón I mencionan el comercio con Meluhha, que muchos académicos creen que se refiere a Harappa. Otra evidencia interna indica un gran comercio. Los arqueólogos han descubierto miles de sellos que los harapistas utilizaban para finiquitar transacciones económicas. Estos sellos indican que la sociedad harapista estaba centralmente organizada con algún tipo de autoridad política controlando los aspectos básicos de la vida económica, aunque no queda claro cómo funcionaban estos controles.
El poder económico y el control central de la civilización harapista hacen que su declive y desaparición sean desconcertantes. Por razones que los historiadores no comprenden, la civilización de Harappa se colapsó en algún momento alrededor del año 1750. Sus ciudades fueron abandonadas y quemadas de tal forma que los restos de la existencia de Harappa desaparecieron. Hay un pedazo de tentativa evidencia en un apéndice de los primeros Vedas, el Satapatha Brahmana, donde el poeta ario habla de una gran inundación:
Cuando Manu estaba lavando sus manos una mañana, un pequeño pez llegó a sus manos junto con el agua. El pez rogaba por protección al decirle a Manu: Rear me. Yo te salvaré. La razón era que el pequeño pez era propenso a ser devorado por peces más grandes y requería de protección hasta que creciera. Pidió vivir en una jarra y después, cuando creció, en una charca y finalmente en el mar. Manu actuó de esta manera. [Un día] el pez previno a Manu de una inundación futura y le aconsejó que preparara un barco y entró en él cuando vino la inundación. La inundación surgió en el momento predicho y Manu entró en el barco. El pescado entonces nadó hasta él y ató una cuerda del barco a su cuerno y pasó rápidamente por la montaña del norte. Ahí Manu fue dirigido para que subiera a la montaña después de asegurar la nave a un árbol, y desembarcó sólo después de que el agua bajó. De acuerdo con esto, gradualmente descendió y por tanto la pendiente de la montaña norte se llama Manoravataranam o el descenso de Manu. Las aguas disminuyeron los tres cielos y sólo Manu se salvó.
Esta historia se parece mucho a la historia de la gran inundación que hemos visto en la Epopeya de Gilgamesh, pero no necesariamente provino de Mesopotamia. Las inundaciones son comunes en la India durante la época de los monzones por lo que una historia sobre inundaciones es muy común. La evidencia arqueológica señala que sí hubo algún tipo de inundación después de 1750 A.C. y esta historia fue escrita después de que la civilización de Harappa ya hubiera muerto. Puede ser que esta historia sobre la inundación fuera un eco del mundo que se había ido cuando el siguiente pueblo llegó a la India. Se
El siguiente pueblo son los arioss. Los arios llegaron a la India en algún momento entre 1500 A.C. y 1300 A.C. probablemente del área hoy conocida como Hindu Kush. Se cree que los arios destruyeron la civilización de Harappa pero la evidencia arqueológica no apoya esta hipótesis. Como ya he discutido en otras sesiones, el término ario es una designación lingüística y el idioma que estos arioss hablaban, el sánscrito, está relacionado con el persa así como casi todos los demás idiomas hablados en Europa. El sánscrito es parte de una familia de idiomas que hoy llamamos Indoeuropea.
Los arios eran un pueblo pastoril y nómada, bueno para montar a caballo y criar animales. También sabían como utilizar carruajes, lo que los hizo muy buenos en la lucha. Desde aproximadamente el año 1500 A.C. en adelante, los arios llegaron en oleadas dirigiéndose al sur y al este, eventualmente llegando al valle del Ganges. Si creemos en los Vedas, el libro que escribieron los arios, entonces también eran un pueblo violento. Sus dioses principales eran Agni, el dios del fuego e Indra, la diosa de la luz, y exaltaban la superioridad militar y las grandes batallas. Esto puede ser exagerado. Cuando los arios entraron a la India probablemente hubo grandes batallas y mucho bandidaje pero también parece que hubo una gran cooperación y coexistencia entre los pueblos.
Sin embargo, lo que queda claro de los Vedas es que los arios se sintieron totalmente diferentes y superiores de las poblaciones nativas. Después de someterlos, los arios les dieron el nombre peyorativo de dasa, o de forma alternativa, dasyu. Para los arios, estos términos describían a las personas que eran de estatura baja, de piel obscura, de nariz chata, poco refinados y no hablaban un idioma inteligible.
En contraste, los arios eran altos, blancos, finos, y tenían mejores dioses y caballos. Esta no es la primera vez en que un pueblo pastoril se sentía superior a uno sedentario y agricultor. Lo mismo era cierto en la Península Arábiga hasta el advenimiento del Islam. De hecho, los nómadas han tenido un desdén pronunciado por la gente de la ciudad y por los granjeros. Los arios originalmente se asentaron en el Punjab, un área que hoy es parte de Pakistán. El Rig-Veda parece indicar esto con una referencia a Sapta-Sindhu o la tierra de los siete ríos. Posteriormente, se movieron hacia el este y comenzaron a asentarse en el valle del río Ganges. Otros Vedas como los Brahmanas y los Upanishads hablan de este gran cambio hacia el este. Lo que es importante acerca de esto es que la cultura aria y las formas sociales se esparcieron lentamente entre las poblaciones nativas. Por tanto, comenzó la larga asociación de la India con los tres énfasis arios, el sacerdocio, la jerarquía social y el idioma sánscrito.
Para entender los efectos de esta dispersión en la India tenemos que ver el Rig-Veda, que fue escrito alrededor de 1100 A.C. El Rig-Veda reporta las experiencias arias después de su llegada a la India (No hay ningún reporte de los arios anterior a ese). El lugar donde esto se lleva a cabo es el territorio entre el valle del Indo y el valle del Ganges, y de acuerdo con el texto, sólo hay dos tipos de personas, los arios y los de piel obscura. Las estructuras sociales de los arios se basaron en la mentalidad guerrera. La casta superior era por supuesto la de los guerreros o skatriyas. El siguiente nivel eran los sacerdotes o brahlmans seguido de los agricultores o vaishyas. La única división infranqueable era entre los arios y los no arios. Esta estructura básica de castas creció más con el paso de los años, con la casta más baja, los parias o shudra marcando la división original entre los arios y los demás.
Algo importante que debemos tener en mento acerca de los Vedas es su conexión con el surgimiento posterior de los Brahamanes. Los vedas eran un telón de fondo poético para rituales religiosos estatales, y cada ritual era una plegaria a los dioses para obtener algún tipo de favor. Una falla en la entonación o una palabra olvidada podría ser desastroso para el Estado en su conjunto (¡Y eso sin mencionar a la persona que cometió el error!). Esto ponía un gran incentivo en conocer los textos védicos y las formas exactas para todos los rituales. Por tanto solamente los brahamanes llegaron a la cúspide de la sociedad india. En la medida en laque la sociedad aria se volvió sedentaria y disminuyeron las gueras, los castrillas comenzaron a ver a los brahamanes como fuente de legitimidad. Los líderes de los clanes, conocidos como rajanya se volvieron en grandes patrones de los brahamanes, ofreciéndoles ganado, caballos, oro, mujeres esclavas y orgías rituales inspiradas por una bebida alucinógena llamada soma. Gradualmente, dicha “magnificencia” se volvió obligatoria para todos los reyes no solamente como signo de su riqueza sino como prueba de su poder continuo. Lo que es importante acerca de esto es que la búsqueda del favor divino por medio de los brahamanes se convirtió en el camino para legitimar la soberanía territorial y la ideología de la monarquía. De forma lenta, los líderes de los clanes cesaron de serlo y se convirtieron en reyes. Esto tendría consecuencias importantes después del siglo sexto.
La influencia aria en el norte de la India se hizo clara alrededor del año 900 A.C. pues durante este año y hasta el año 520 A.C., las estructuras sociales y la unidad cultural que comúnmente asociamos con la India se volvieron claras. Dos grandes epopeyas védicas nos ayudan a entender estos cambios, el Ramayana y el Mahabharata. Cada uno de estos Vedas se refiere a héroes arios a quienes se les negó su derecho a ser reyes y se les obligaron a exiliarse antes de regresar al poder. Lo que vemos en estas epopeyas es cómo una sociedad basada en clanes lidió con el problema de la sucesión. En una sociedad de clanes la monarquía es más importante que la sucesión directa, y la sucesión estaba basada en una serie de factores que estaban más allá de la primogenitura. Los clanes empezaron a perder influencia y quedó un mundo en el que competían nociones alternativas a la monarquía. Algunas áreas de la India desarrollaron monarquías “electas”, que los historiadores llaman de forma no rigurosa repúblicas. Otras áreas, siguiendo las historias reales que comenzaron con Manu, desarrollaron ideologías reales completas y reyes. De forma lenta, los reyes ganaron en la competencia diaria, probablemente porque estaban mejor organizados que las repúblicas y eran menos susceptibles a crisis políticas. Los reyes también tuvieron acceso a más recursos pues la ideología real hizo que los impuestos basados en los clanes a los botines de guerra cambiaran por impuestos regulares a lo producido. Pero los Vedas nos muestran lo complicado que fue este proceso que se desarrolló por siglos antes de su resolución final.
Para el año 600 A.C. con el ascenso de los reyes arios y la expansión de la cultura aria surgió un renacimiento urbano que no había sido visto en la India desde los harapistas. Este renacimiento apareció de forma más fuerte en el Este, pues loa arios habían cambiado el centro de gravedad de la India al Ganges. Había ciudades en el valle del Indo pero el ímpetu estaba en otra parte. Aparecieron fuertes hechos de tierra en el Este para proteger a las ciudades individuales. Sin embargo parecía que los arios habían perdido el método de cocer ladrillos en el horno pues las nuevas ciudades fueron construidas con barro y madera.
No obstante, surgieron nuevas formas de cerámica y se incrementó el comercio de forma dramática. Este incremento del comercio inclusive afectó la forma del sistema de castas. Ahora el rajá y sus sirvientes estaban a la cabeza. Los brahamanes (ksatriya) eran los siguientes. Después los comerciantes se unieron al rango de los granjeros conocidos como Vaisya. Finalmente, hasta abajo se reagruparon dos categorías. Eran, por supuesto, los sudra o los parias. Pero los sudra se habían convertido en una categoría intermedia que existía debajo de los dasa, que ahora sólo eran esclavos. La economía india nunca fue tan dependiente de los esclavos como era el caso de la antigua Grecia o Roma, pero esto se debió en gran medida al hecho de que la mano de obra ya se había organizado de otra forma. Por ejemplo, los granjeros no podían dejar su posición de casta de granjeros. Esto no los ataba a la tierra como los campesinos medievales europeos, pero tampoco les dejaba muchas otras opciones.
Para 520 A.C. podemos hablar de una India en el sentido que hoy tenemos de ella, tanto externa como internamente. Externamente, es durante este periodo que aparece la palabra India. El término sánscrito para el área del valle del Indo era, como ya dije, Sapta-Sindhu. En persa, la “s” en Sindhu se volvió “H”, dejando la palabra Hindú. Cuando este término pasó de los persas a los griegos, la “H” se fue completamente dejando la raíz ind que finalmente se volvió India. Alrededor del año 520 A.C., el rey persa Dario I, a quien ya he mencionado en referencia a los antiguos griegos, conquistó el Punjab, refiriéndose a esta área como Hidu. Darío atestiguó esto en una inscripción en Persépolis fechada alrededor del año 518. Por tanto, esta era otra conexión entre el mundo Mediterráneo y el mundo del Océano Índico, pues los soldados indios lucharon en los ejércitos de Jerjes, participando en las batallas de las Termópilas y la de Platea. Además, Darío adquirió el Punjab y esto da la primera fecha real en la historia de la India. Internamente, vemos que el sistema de castas indio había alcanzado su forma madura. Desde este punto en adelante, las divisiones básicas que primero aparecieron con los arios más de mil años antes se volvieron fundamentales para la vida y cultura indias. De hecho, el sistema de castas todavía domina la vida diaria de la India, a pesar de que mucho ha cambiado.
Si nos hacemos a un lado por un momento, algo que podemos decir acerca del siglo sexto es que ocurrieron cambios importantes en el norte de la India. La economía creció, potencias extranjeras invadieron, el sistema de castas se endureció y varios reinos nativos aparecieron para competir entre sí por poder y gloria. Un ejemplo del fermento que comenzó aquí es la pequeña ciudad de Taxila, que se localiza 30 km. fuera de lo que hoy es Islamabad. La riqueza de Taxila se derivó del comercio, pues estaba situada en una ruta que iba por Afganistán. Esta ciudad se convirtió en un gran punto de entrada para las ideas de potencias occidentales, como Persia. Un ejemplo de ello es la importación de la escritura
Aramea para el idioma sánscrito. Taxila también fue un lugar reverenciado para el aprendizaje pues los estudiantes viajaban hasta ahí para aprender sánscrito. Taxila se jactaba de tener grandes pensadores, como Kautilya quien escribió un texto clásico de la India sobre cómo el arte de gobernar en el siglo tercero A.C. y Panini, quien escribió la gramática sánscrita fundamental en el siglo cuarto A.C. Su trabajo fue considerado tan profundo que fue llamado Samskrta o “perfeccionado”, de donde se deriva el nombre sánscrito.
Se volvió parte de la búsqueda de legitimidad política el lograr una conexión con Taxila para los estados indios. Un ejemplo de ello es el reino de Magadha, que se localizaba más al Este, entre el Ganges y los bosques de Chota Nagpur. Durante el siglo sexto, este pequeño reino se expandió, atacando a los reinos vecinos como Licchavis, cuya capital era Vaisali. Con el tiempo, este reino se expandió hacia el sur hasta la Bahía de Bengala, al norte de Nepal y a lo largo del Ganges. Este reino comenzó con el rey Bisambra, quien fue sucedido por su hijo Ajatashatru. Ajatashatru cambió la capital del reino a Pataligrima, gastando grandes sumas de dinero en embellecer a su ciudad. Su sucesor continuó su trabajo, pero no sabemos por cuánto tiempo. Ajatashatru murió en alguna parte entre el año 380 A.C. y el 330 A.C. y sabemos que un sudra de nombre Mahapadma Nanda usurpó el trono, reclutando a un gran ejército que utilizó para extender las fronteras de Magadha. De acuerdo con reportes contemporáneos, el ejército de Nanda consistía en una infantería de 200,000 hombres, la caballería de 20,000, 2,000 carrozas de cuatro caballos y 6,000 elefantes de guerra. Para 326 A.C. Nanda utilizó este ejército para extender Magadha e incluir gran parte de la cuenca del Ganges e India central.
La historia del reino de Magadha es importante por dos razones. Primero, fue eclipsada después por la primera gran y universal dinastía de los Mauryas, cuyo reino comenzó en 320 A.C. Segundo, fue el reino de Magadha que dio forma al destino de una de las figuras históricas más importantes de la India. Esta persona es el gran pensador religioso Siddharta Gautama, de quien probablemente han oído como Buda o el Iluminado. Así, del fermento intelectual y político de los siglos sexto y quinto A.C. vino a la India el primer gran imperio y una de las grandes religiones mundiales. Analizaremos estos temas la próxima clase.

Sesión 16: China de los Qin a los Tang, 1 A.C. - 907 D.C.

Terminamos la clase pasada con los Qin y quiero comenzar esta sesión recapitulando lo que esta dinastía significó para la historia de China. Los Qin iniciaron cuatro temas importantes en la historia china que van hasta el siglo décimo, que es el tiempo en el que esta sesión termina. Primero, con ellos comienza el interés a largo plazo en el legalismo. Aunque habría intentos de regresar al sistema feudal antiguo, la idea de que un estado centralizado era superior persistió. Segundo, los Qin comenzaron un proceso de expansión pues la migración en masa y las conquistas militares comenzaron a hacer de China el lugar tan enorme que hoy es. Tercero, los Qin hicieron que la burocracia triunfara. Desde los Qin y en adelante, nadie podría gobernar sin un ejército de burócratas entrenados. Finalmente, los Qin llaman nuestra atención por la inflexible avance de la cultura china hacia la dominación regional. Para el siglo décimo, incluso aquellos estados que no estaban bajo control directo chino copiaron sus métodos de administración y tomaron prestados conceptos de su cultura. Por tanto, los Qin marcan el surgimiento de un mundo chino pacífico.
La dinastía Qin fue de duración corta debido a la percepción de que estaban administrando mal al imperio. Bajo los Qin, los impuestos fueron altos y el sistema de castigos legales era duro en exceso. Surgieron rebelios después del año 210 A.C. La primera rebelión importante contra los Qin falló pero otro levantamiento en 206 dirigido por Xian Yu llevó a la caída de los Qin. Xian Yu era un aristócrata del norte quien había sido ofendido por los Qin con su programa de centralización. Xian Yu provenía de una familia militar y dirigió un levantamiento contra el régimen gobernante. Xian Lu recibió apoyo crucial de un campesino chino llamado Liu Bang. Liu Bang era de Pei en el norte, donde se había autoproclamado señor feudal y formó un ejército. En 206, Liu Bang tomó Xianyang y negoció la rendición del último emperador Qin. En este momento, Liu mostró una gran moderación y no saqueó la ciudad. Sin embargo, cuando llegó Xian Yu, este saqueó la ciudad y esto ayudó a cimentar la reputación de Liu de moderado. Xian y Liu tuvieron una pelea y en la consiguiente guerra civil Liu solicitó la ayuda de los señores feudales que tenían miedo del extremismo de Xian. En 02, Liu derrotó a Xian y lo mandó ejecutar.
Para cuando sucedió la derrota de Xian, Liu ya se había autonombrado rey de Han. Sin embargo, ahora era emperador de China y tomó el nombre de Han para su dinastía. También le dieron de forma póstuma el título de Gaozu. Los reinados de Liu, su hijo y su nieto son importantes porque representan la victoria del sistema Qin. Los Han siguieron básicamente las mismas políticas y continuaron enfatizando la centralización del poder. Entre la muerte de Liu en 195 y lade su nieto en 141, se cimentó la tradición imperial china.
El pragmatismo de Liu ayudó a centralizar al poder. Liu heredó las comandancias de los Qin, pero también aceptó la sumisión de los señores feudales locales, a quienes se les permitió administrar sus propios reinos. Por tanto y de manera muy lenta, Liu depuso a los señores feudales y los reemplazó con miembros de su familia. Además, Liu también recompensó a sus oficiales de alto rango con un nuevo título, hou, o marqués. Este título les daba control local sobre los impuestos, pero también los hacía parte del sistema imperial pues el título no servía de nada sin un estado centralizado. Liu continuó con el proceso de centralización al implementar el viejo sistema de los Qin de tener t res ministros y nueve viceministros para administrar el imperio.
La perpetuación del sistema burocrático también representó la victoria final del confucianismo en China. Liu no era adepto de los académicos, pero algunos consejeros lo convencieron de las virtudes confucianas. Por tanto, para 196 A.C. el gobierno de Liu emitió un edicto que convirtió a los valores confucianos en el fundamento de toda la educación burocrática. Liu también garantizó su poder al mantener las fronteras chinas seguras. Después de 209, comenzó una batalla contra un pueblo del norte, los Xiongnu, antes de que finalmente los sobornara con dinero y princesas chinas. Más importante, fue Liu quien comenzó la expansión seria de China hacia el sur. Esta tendencia continuaría con su hijo Wendi (180-141).
El reinado de Wendi fue próspero y problemático. La agricultura china logró la madurez en su organización durante este periodo pues los chinos llevaron a un nivel muy alto las técnicas de irrigación y fertilización. Esto significó que algunas áreas campesinas se volvieran muy ricas aunque esto tuvo un resultado paradójico. Con más riqueza vinieron impuestos más altos e inclusive el señoriaje, en el que los campesinos eran despojados por los señores locales. A las dificultades financieras se añadieron desastres naturales, que alentaron a los campesinos a emigrar al sur. Por tanto, es durante el reinado de Wendi que los chinos comienzan a colonizar el sur.
El hijo de Wendi profundizó esta tendencia también al mandar ejércitos fuera de las fronteras chinas. En 129 atacó a los Xiongnu, aunque sólo pudo replegarlos. En 128, envió una expedición a Corea que fue un fracaso. Pero en 108 trató otra vez y lo logró, estableciendo un sistema chino de comandancias en el proceso. Para 111, los ejércitos chinos habían entrado a Guangzhou en el sur, manteniendo el ritmo con la migración. Wudi es importante porque continuó el refinamiento del confucianismo. Wudi había sido entrenado por confucianistas y desarrolló un sistema de reclutamiento que aceleró la penetración confuciana del Estado. Más importane aún fue el surgimiento de un sistema de nombramientos en 141 A.C. en el que los burócratas recomendaban a hombres de gran habilidad y carácter fuerte para ser reclutados. En 136 A.C. Wudi estableció puestos gubernamentales para académicos que quisieran estudiar los textos confucianos. En 124 también fundó una academia imperial que entrenó a los funcionarios nuevos. El resultado final fue que para el año 112 China tenía un cuadro de funcionarios gubernamentales quienes administraban gobiernos locales, dejando de lado a los aristócratas.
La dinastía Han entró en conflicto después de la muerte de Wudi, pues el heredero de Wudi era un menor. Una serie de usurpadores lucharon por el control sobre el heredero y las luchas no terminaron sino hasta la subida al trono del nieto de Wudi, Xuandi, quien gobernó de 74 a 49. Xuandi trajo un leve respiro del caos de las intrigas cortesanas pero los problemas profundos continuaron. Primero, los Han habían comenzado a tener problemas en recolectar impuestos, lo que los dejaba con poco dinero para pagar por los ejércitos y mantener el sistema de los diques de los ríos. En el año 30 A.C. el descuido del sistema de ríos vino tras los Hans, pues el río Hoang Ho o Amarillo rompió los diques y destruyó gran parte del área agrícola. La debilidad que esto mostró llevó eventualmente a un levantamiento. En el año 9 A.C. Wang Mang suplantó a los Han y estableció un nuevo reino llamado Xin. Wang reformó la tenencia de la tierra y reintrodujo el monopolio de la sal y del acero como una medida para incrementar los ingresos imperiales. Pero ni las reformas de Wang fueron suficientes para mantenerlo en el poder. La negligencia sobre el sistema de ríos hizo que el río Hoang Ho o Amarillo no sólo rompiera los diques sino que cambiara de curso al sur. Pueden imaginar el desastre que esto representó para la gente que vivía al lado del río. La destrucción fue masiva y dio pie para más rebeliones. Un líder rebelde llamado Liu Xu desplazó a Wang y restauró a la dinastía Han. Es conocido entre los historiadores como Guang Wudi.
Por tanto, comenzó la última dinastía Han o dinastía Han del Este, que duró desde el año 25 D.C. hasta el 220 D.C. Esta dinastía trajo la continuidad administrativa pues adoptó muchas de las políticas tradicionales Han, especialmente la utilización de las comandancias. Los Han del Este continuó la política Han de la expansión imperial, pues los emperadores atacaron Vietnam, Mongolia y llegaron hasta los territorios occidentales. Pero también surgió un cambio importante. Durante el reinado de Mingdi (57-75), el hijo de Guang Wudi, los eunucos de la corte incrementaron su poder, esencialmente tomar el control de la vida de la corte. Esto se convirtió en un tema central de la historia de China. Desde el año 88 a 168, la corte se fraccionó debido a la sucesión de menores. Esto significó que el gobierno ya estaba debilitado cuando ocurrieron los desastres naturales. Para el año 184, gran parte de China estaba en rebelión y después de la muerte del emperador Lingdi en 189, la dinastía Han del Este era sólo una ficción. Oficialmente, la ficción continuó hasta el año 220 cuando el último emperador fue depuesto.
Con la caída de los Han del Este, entramos a otro periodo de inestabilidad y divsión. Desde 220 a 280 tres reinos se disputaban el control en el norte. El reino de los Wei se asentaba en la vieja ciudad de Luoyang. Al suroeste en la moderna Sichuán aparecieron los Shu Han, sucesoresd el viejo estado Han. En el sur apareció el reino de Wu, que sólo parcialmente había absorbido la cultura china. En 263, los Wei absorbieron a los Shu Han y después a los Wu, lo que llevó a la fundación de los Jin del Oeste. Esta unificación se colapsó en 316. Los que es importante para nuestros propósitos es que este periodo de división llevó al reestablecimiento del poder aristocrático en el imperio. Esta tendencia se desarrolló hasta los periodos Sui y Tang. Desde el tercer siglo en adelante apareció una aristocracia de burócratas pues los burócratas buscaron formas de garantizar la influencia de sus familias. Por ejemplo, en 220 los Wei introdujeron una escala de 9 niveles, en el que un funcionario estatal calificaba a cada candidato de acuerdo a su carácter. La escala asignaba la forma por la cual el individuo podría entrar al Estado. Naturalmente aquéllos con vínculos extensos con la aristocracia obtuvieron cargos más altos.
Otra tendencia importante fue el regreso de los Xiongnu, quienes obtuvieron el control de la vieja ciudad de Luoyang, terminando con los Jin del Oeste, y diciendo que había restaurado a los Han. Esta es la primera dinastía extranjera pero no duró mucho. Pero es un momento importante, pues la historia de China estaría llena de dinastías extranjeras. Además, los Xiongnu llaman nuestra atención por la división que había surgido entre el norte y el sur, una división que continuó por siglos hasta que los Sui unificaron China en 589 por segunda vez. Esta división es importante porque resalta una tendencia migratoria fundamental. En el siglo sexto, un gran número de chinos migraron hacia el sur, despoblando el norte. Esto hizo que el sur fuera relativamente más fuerte en la economía pero también hizo más fácil para los extranjeros invadir el norte. Ya he mencionado a los Xiongu. En 311 establecieron lo que se llama la temprana dinastía Zhou y duraría hasta el año 320. Otros pueblos como los Di y los Qiang también llegaron y los qiang establecieron una dinastía en 351 con capital en Chang’an. Una invasión mayor vino de los Toba, quienes probablemente tenían orígenes turcos. En 386, los Toba establecieron el reino Wei del norte, que tenía su capital en Pingcheng. Los Toba son interesantes porque fueron la primera dinastía extranjera en adoptar métodos chinos y su cultura después de la invasión. Esto trajo problemas pues el reino se dividió en dos en 524. Muchos de los aristócratas tobas resintieron su incorporación a la cultura china y parte de la vieja sociedad se separó de la que se estaba volviendo china.
Ahora necesitamos analizar los procesos de reunificación. Para mediados del siglo sexto, China se dividió en cuatro unidades políticas, los Zhou del norte, los Qi del norte, los Liang en el Yang-tsé y los Chen en el sur. En 577, los Zhou del norte atacaron a los Qui, absorbiéndolos. En 587 absorbieron a los Liang y en 589 a los Chen. El líder de los Zhou era Yang Jian y en 589 fundó la dinastía Sui, tomando el nombre de Wendi. El reinado de Jian duró hasta 604 y estableció una nueva capital en Chang’an. Lo que es importante para nosotros es que las prácticas Han se convirtieron en el modelo del buen gobierno. Pero Yan intensificó las formas de control de los Han. Tuvo un interés personal en supervisar a los funcionarios locales, inclusive viajando a las oficinas locales y auditar su trabajo. También añadió dos formas que se convertirían en las formas de hacer Estado. Primero, instituyó la ley que evitaba que los funcionarios trabajaran en su área de origen. Segundo, añadió el principio de rotación, lo que forzó a los burócratas locales a mudarse de región en región, evitando que se formaran bases de poder local. También, y como extensión de las tendencias anteriores, el sistema de exámenes logró su madurez, dándole al estado una cantidad regular de burócratas con estándares mínimos. Wendi reformó el sistema fiscal, el código legal y a la milicia. Estos cambios llevaron a que Wendi viera hacia el extranjero. En 612, atacó Corea pero la invasión fue un desastre. Lo intentó dos veces más en 613 y 614 pero cada vez era otro desastre. Estas derrotas combinadas los efectos posteriores de otra inundación del Río Hoang Ho o Río Amarillo llevaron a la caída de Wendi y a su asesinato, cuando Li Yuan tomó el trono y fundó la dinastía Tang.
Para 624, Li Yuan había conquistado toda China. La era Tang es vista por los historiadores como uno de los puntos más importantes de China. En cada proyecto que China iniciaba, ésta veía su éxito. Desafortunadamente no podemos analizar el periodo del arte y la literatura, en el cual se hicieron muchos de los más importantes avances. En lo que sí nos vamos a concentrar es en cómo los Tang continuaron el proceso de centralización que había comenzado con los Qin. El hijo de Li Yuan, Li Shimin, conocido como el emperador Taizong hizo grandes logros al organizar la burocracia y establecer un sistema estatal de escuelas. Entonces el estado podría reclutar y entrenar directamente a sus funcionarios, garantizando que en el futuro sus empleados tuvieran su propia marca. Taizong también continuó con la política de beligerancia, atacando a los turcos del este en Asia Central en 657 y a los coreanos, una vez más, en 645. Fueron importantes los ataques a los turcos porque extendieron la influencia china en Asia Central. Desde este punto, la cultura china se volvió dominante en la región. El ataque a Corea continuó una vieja tradición pero esta vez sin ningún éxito. Taizong murió en 646, antes de que pudiera planear su siguiente ataque.
El periodo fuerte que comenzó con Taizong acabó durante el siglo octavo pues los gobernantes débiles y las intrigas de la corte dominaron la atención del gobierno. Esta debilidad finalizó brevemente bajo Xuanzong (712-756), pero su gobierno vigoroso se quebrantó con un conflicto entre la aristocracia y la burocracia tradicional. La aristocracia ganó, al romper con el sistema de reclutamiento estatal. Para 755 estallaron rebeliones masivas en respuesta a la mala administración. La gran rebelión de An Lushan de 755-63 era la señal final de que los Tang estaban en problemas. An Lushan era un general que se levantó contra el gobierno cuando parecía que él iba a perder en un la corte. Destruyó gran parte de China antes de que lo asesinaran en 757. Sus seguidores fueron finalmente derrotados en 763. Esta rebelión fue el principio del fin para los Tang. Esto se debió en gran parte a que la respuesta principal a la rebelión incrementó el uso de la fuerza, y las penas se volvieron cada vez más duras ya que los impuestos se incrementaron. Esto debilitó la posición fiscal del gobierno, llevando a un claro declive dinástico para el año 820, pues los príncipes jóvenes gobernaban contra las intrigas de la corte y la mala administración en general. Para la década de los años 860 se desató otra ola de rebeliones, la más severa ocurrió en 874, cuando líderes rebeldes tomaron Chang’an. Por tanto, para 907 los Tang se habían debilitado y un líder rebelde de nombre Zhun Wen depuso a los Tang y estableció su propia dinastía: los Liang. China entró en otro periodo de desorden que finalizaría hasta 960 con el establecimiento de la dinastía Song.
No podemos abundar más. Sin embargo, antes de acabar necesitamos analizar cómo el periodo Tang fundamentalmente cambió la relación de China con el mundo. Si los Qin y los Han establecieron en procesos que unificaron a China, los Tang exportaron los resultados políticos. Para 907 China estaba rodeada de Estados que habían adoptado la cultura china y aceptaban el estatus de tributarios dentro del mundo chino más amplio. En el sur China dominaba a un estado llamado Nanzhou, que fue establecido sólo para ser un estado pelele en contra de los agresivos tibetanos. Aún en el Tibet, la cultura china floreció pues los tibetanos adoptaron una monarquía centralizada y el budismo.
En el noroeste los Uighur, un pueblo turco fueron derrotados y se establecieron en el norte, como medio para que China controlara la estepa asiática. Además, tanto Corea como Japón habían adoptado completamente la cultura y las prácticas chinas para finales del siglo noveno. Todas estas potencias tenían incentivos para hacerlo. Adoptar la cultura china y aceptar el estatus de dominado fue una forma de evitar la guerra y obtener acceso a la cultura más avanzada del mundo.
Para finales del siglo noveno, China era líder en casi cualquier aspecto de la cultura, política y ciencia. Es en este punto en el que la gran esfera de influencia china tomó forma. Desde aquí en adelante, el mundo chino sería el Este del Pacífico y este hecho no ha cambiado hasta ahora.

Sesion 15: China, desde el Mundo Antiguo al Primer Imperio 2205 A.C. - 221 A.C.

Esta semana dejaremos al mundo mediterráneo y centraremos nuestra atención en China y el Pacífico. Muchos de los temas que hemos analizado serán importantes en este mundo nuevo. Como las civilizaciones del Mediterráneo, China tuvo sus propias tradiciones imperiales. Su imperio se construyó a partir de la guerra, el comercio y el control político. Los chinos invadieron a sus vecinos y éstos los invadieron. Comerciaban con lugares tan distantes mandando caravanas a occidente y barcos en el pacífico para comerciar bienes de lujo. Quizá China fue la primera sociedad tecnológica pues producía cerámica y productos de acero que por rebasaban por mucho a cualquier producto hecho en cualquier parte del mundo hasta el siglo diecinueve. No obstante, aunque China se comerciaba mucho, también cultivaba su tierra como todos los imperios que hemos analizado. China desarrolló ampliamente y de forma intrusita sistemas de dominación que controlaban a los trabajadores rurales. Los ingresos estatales se basaban en la expropiación del superávit agrícola del mundo campesino. Y donde este sistema político no predominaba, China también ejercía una tremenda influencia cultural. Por siglos, el idioma de la literatura, ciencia y gobierno en el oriente era el chino y otras potencias tomaban prestados conceptos chinos para construir sus propios sistemas intelectuales y políticos. Por ejemplo, Corea y Japón le deben mucho al pensamiento chino. Entonces, cuando analizamos a China debemos recordar que si tomamos una visión oriental, China parece que tuvo más influencia en su esfera de poder que todos los imperios que hemos estudiado tuvieron en las suyas.
Antes de entrar en detalle necesitamos analizar a China desde una perspectiva más amplia. China cubre más de seis millones de millas cuadradas y tiene alrededor de mil millones de personas. Dentro de sus fronteras se hablan idiomas de cinco familias diferentes, la Altaica, que incluye al turco y al mongol, la sino-tibetana, la Mon-Khmer, la Malayo-Polinesia y la Coreano-Japonesa. Existen millones de chinos que viven fuera de las fronteras chinas en Singapur, Tailandia, Malasia, Indonesia y Vietnam –todos ellos ahí por tanto tiempo que son tan indígenas como los grupos étnicos que asociamos con estos países. Por tanto, China y las regiones circundantes son producto de una constante mezcla y movimiento de personas, movimientos que son tanto pacíficos como guerrilleros. Y aún así, esta descripción no es lo suficientemente compleja.
Dentro del idioma chino existe una gran diversidad lingüística y cultural. Los chinos hablan una variedad de lo que llamamos dialectos pero frecuentemente estos dialectos no son tan cercanos como lo son, por ejemplo, el francés del italiano. Más aún, las culturas que hablan estos idiomas tienen diferentes orígenes y características pues algunos vienen de las montañas, otros vienen de las llanuras, otros provienen de ciudades y regiones agrícolas. Por tanto China es una mezcla compleja de personas, idiomas, regiones y culturas, y necesitamos analizar la complejidad que está detrás.
Comencemos con la China prehistórica. Registros de actividad humana en el área datan de entre 200,000 y 500,000 años atrás pues el Homo erectus y el Homo sapiens vivieron en esta región. En algún punto entre los años 12,000 y 2,000 A.C. los pueblos de apariencia mongoloide se asentaron esta área. Estos asentamientos produjeron tres culturas diferentes. La cultura Quinglian’gan floreció en el bajo Yang-tsé. La cultura Yangshao apareció a lo largo del río amarillo o Hoang-Ho. La cultura Longshan apareció en el norte de China. Estas sociedades se basaban en gran medida en el cultivo de mijo aunque también criaban cerdos y tenían perros. Estas culturas también desarrollaron técnicas avanzadas de cerámica. El más famoso ejemplo de esta cerámica temprana es de la cultura de Longshan.
La China prehistórica surge de manera lenta de las neblinas de su pasado con la llegada de los imperios protohistóricos alrededor del año 2000 A.C. Digo protohistórico porque aunque existe evidencia arqueológica que apoya a los grandes mitos sobre los orígenes de China, no podemos asegurar las fechas y los nombres. No obstante, en la medida en la que analizamos los orígenes históricos de China necesitamos tomar nota de una estructura básica en la historiografía china: el pasado chino se organiza a partir de las dinastías. Esto puede ser un problema pues el reconstruir el pasado por medio de líderes políticos puede obscurecer temas más grandes que pueden traspasar el límite de una dinastía a otra. A pesar de ello, las dinastías chinas dan marcas convenientes del paso del tiempo y por esa razón organizaré esta sesión y la próxima en base a ellas. La protohistoria china comienza con una serie de reyes míticos, cada uno de los cuales inventó una habilidad particular que era importante para los chinos. Al final de la lista de los reyes míticos viene la primera dinastía china: los Xia. Supuestamente fundada en 2205 A.C. por un hombre llamado Yu, esta dinastía se asentaba a lo largo del río Hoang-Ho o Amarillo. La evidencia arqueológica indica que un reino existió ahí entre los años 2200 y 1750 A.C. Basada en la alfarería, esta sociedad provenía de la cultura Longshan. Su capital fue Erlitu en Honán donde los arqueólogos han encontrado edificios que se asemejan a palacios, tumbas y una serie de recipientes de bronce. Este fue el primer signo de lo que sería el gran arte chino: el trabajo del bronce.
Llegamos a territorio más firme con la primera gran dinastía: los Shang. Las fechas tradicionales para esta dinastía son 1766 a 1122 A.C. Los Shang se traslapan con los Xia y tuvieron una serie de capitales, la más importante en Zhengzhou y Anyang. La evidencia arqueológica indica que Anyang floreció entre los años 1300 y 1050 A.C. La capital Zhengzhou tenía un beaten earth wall de 4 millas de largo. La sociedad Shang estaba estratificada con los gobernantes en la cima y la mayor parte de la población en la base. Los gobernantes se erigían como el centro ritual y político de la sociedad. Responsables de efectuar sacrificios y de llevar acabo las ceremonias necesarias, los gobernantes también eran el centro de las funciones administrativas del gobierno. Asimismo, se hacían rodear con funcionarios especiales que se hacían cargo del reino y dependían de la aristocracia terrateniente para las funciones de defensa. La aristocracia era la clase guerra cuyos miembros se entrenaban regularmente para luchar contra enemigos extranjeros. El ingreso de la aristocracia dependía de las tierras otorgadas por el emperador. Los campesinos producían principalmente mijo y los aristócratas se quedaban con el excedente para comprar equipo o provisiones, lo que era muy caro.
La mayor parte de lo que sabemos sobre los Shang proviene de una fuente sorprendente, los remanentes de las prácticas adivinatorias antiguas. Los Shang practicaban tanto la scapulimancy y la plastromancy. Scapulimancy es la utilización de animal shoulder blades para ver el futuro. La Plastromancy es el uso de conchas de tortuga para el mismo propósito. Los Shang escribían preguntas o afirmaciones en los huesos o en las conchas y aplicaban un instrumento de bronce caliente para quebrar los huesos. El patrón resultante era interpretado como una respuesta para el reino divino. Los historiadores han encontrado y transcrito más de quince mil de dichos huesos., recreando una imagen impresionante de las preocupaciones que la gente tenía en el mundo antiguo. Podría haber más si no fuera por la larga práctica médica de machacar los huesos y tomar el polvo como medicina. Los huesos se llaman “Huesos de dragón” y se creía que tenían altos poderes curativos. No fue sino hasta finales del siglo diecinueve que se estudió a los huesos por lo que realmente eran y fueron recolectados. Los Shang también produjeron una gran cantidad de vessels de bronce cuya calidad es superior a cualquier cosa producida en el mundo mediterráneo en la misma época. Este es un gran argumento sobre los orígenes de la metalurgia, pero probablemente se inventó de forma independiente en oriente y occidente.
La temprana religión de los Shang era politeísta. Había muchas deidades, muchas de las cuales eran ancestros reales que habían muerto. Otros eran espíritus del mundo. Los muertos ancestrales no eran muertos en el sentido en el que los occidentales lo entienden sin oque vivían en un mundo divino separado. Los Shang creían en la vida después de la muerte aunque no era el mundo moral que hemos visto entre los pueblos del Mediterráneo. La práctica de la adivinación puede haber sido un intento para comunicarse con estos espíritus reales.
Tradicionalmente, el periodo Shang terminó con el ascenso de la tercera gran dinastía china: los Chou. El reinado de los Chou es largo y complicado, que va desde 1122 a 256 A.C. Este largo periodo se divide en dos partes: los Chou del oeste (1122-771 A.C.) y los Chou del este (711-221 A.C.) Este último periodo se divide también en dos partes: los periodos Primavera y Otoño (711-481 A.C.) y el Periodo de los Estados Guerreros (403-221 A.C.). Los Zhou surgieron como un poderoso estado antes de que los Zhang cayeran como dinastía. Emigraron hacia un área cerca de los Shang y adoptaron varios de sus métodos. Este es un tema importante para la historia china pues los métodos de cualquier dinastía siempre los tomaba prestados la siguiente y los difundía –y no siempre para beneficio de los que étnicamente eran chinos. Los Zhou eran probablemente un pueblo que hablaba chino pero otros pueblos no chinos casi siempre seguirían el mismo patrón.
Los primeros reyes Zhou fueron el rey Wen y el rey Wu. El rey Wen murió alrededor del año 1043 A.C. y su sucesión fue un momento importante en la historia china pues el rey Wu era el hijo de del rey Wen. Hasta ese momento, la sucesión se había hecho sólo entre hermanos, pero con Wu se estableció el principio de que el poder debía pasarse a las generaciones sucesivas. El hijo de Wu, Zherg, menor de edad, a su vez sucedió a Wu. Esto abrió la puerta a otro príncipe, el duque de Zhou, quien había instituido una política de expansión que se convirtió en el modelo para las siguientes dinastías. Zhou utilizó la diplomacia y la guerra para expandir la influencia de Zhou en el norte de China. Este proceso tuvo implicaciones importantes a largo plazo para la historia China, pues los Zhou tuvieron que depender de la nobleza local para administrar su imperio. Inicialmente, los Zhou utilizaron relaciones de parentesco para mantener a la nobleza bajo control. Un buen ejemplo de esto es el del rey Yi (897-873 BC), quien mantuvo a un duque llamado Ai en agua hirviendo hasta la muerte por insultarlo. No obstante, para finales del siglo noveno, la autoridad había decaído significativamente por lo que las aristocracias locales establecieron estados independientes fragmentando el poder de los Zhou.
Como hemos visto en sesiones pasadas, la fragmentación del poder político casi siempre aparece al mismo tiempo que la llegada de pueblos hostiles. En 771 A.C., un pueblo llamado los Rong atacó a los Zhou, forzándolos a cambiar su capital a una ciudad más al este llamada Louyang. Por tanto, entramos a los periodos de los Zhou del este y a los de Primavera y Otoño. Este cambio fue por supuesto, un signo de debilidad en el reino, y muchos más reinos aparecieron en la medida en la que la autoridad central iba decayendo. En algún momento hubo 170 estados. Este número disminuyó durante los siguientes tres siglos y para el año 403 sólo quedaban siete estados. Con esto comienza el periodo de los Estados Guerreros. Aquí necesitamos tomar nota de algo importante: la distinción entre los dos periodos es completamente artificial. No hubo diferencia en la cantidad de guerras entre los dos periodos. Reconocer este hecho nos permitirá analizar temas más amplios.
Primero, analizaremos a los estados guerreros más importantes: los Qi, un reino poderoso asentado en Shandong, Uno de sus reyes Guan Zhong hizo un cambio fundamental en la organización militar durante el siglo séptimo. Hasta ese momento, la aristocracia estaba involucrada en asuntos de guera, Guan Zhong hizo que el servicio militar fuera obligatorio para todos. Por tanto, apareció quizás por primera vez un gran establishment militar que se basaba en soldados rasos. Esto no ocurriría en Europa sino hasta finales de la Edad Media. Otro reino, el reino de Jin se localizaba en Shanxi. Los Jin también buscaron reformas militares parecidas como resultado de la lucha contra un nuevo enemigo: los Di. Los Di eran un pueblo de las montañas que bajaban a las llanuras y luego se replegaban hacia las montañas para protegerse. El problema para los Ji era que sus carruajes no eran aptos para las montañas. Por tanto, también desarrollaron una infantería basada en los campesinos. En el sur de China estaba el reino de Chu, localizado a la mitad del Yang-tsé. Los chinos del norte consideraba que este reino era, en el mejor de los casos, un reino semibárbaro. Al Oeste estaba el reino de Qin, un dinámico estado reformador que será el centro de nuestra sesión. Irónicamente, los Qin eran considerados como un reino extranjero por las potencias del norte. Esto es irónico, pues fueron los Qin los que le dieron el nombre a China.
Por supuesto, el periodo de Estados Guerreros estuvo lleno de guerras –los historiadores han calculado que China sólo disfrutó de 38 años de paz durante este periodo. En 651, durante el periodo anterior, hubo un intento de revertir la guerra pues un líder, el duque Huan de Qi, llevó acabo una conferencia de señores feudales que trabajaron en un acuerdo para compartir el poder entre ellos. El equilibrio logrado no duró llevando a generaciones de chinos a la guerra por ambos periodos. El periodo de los Estados Guerreros es particularmente importante porque podemos ver el fin de cambios importantes a nivel social y económico. Al principio del Periodo de Primavera y Otoño, la élite política estaba formada por el rey, los señores feudales y ministros hereditarios, y junto con ellos los miembros de la élites se repartían las tareas y la relaciones de parentesco. El inicio de la guerra durante el siglo séptimo comenzó a cambiar todo esto pues las conexiones tradicionales se rompieron. Los gobiernos se volvieron más centralizados y unidades administrativas específicas aparecieron. Junto con este cambio vino el surgimiento de un nuevo tipo de hombre, el shi, frecuentemente traducido como caballero. El shi era un estado burocrático. A pesar de estar bien educados y ser leales al estado, los shi eclipsaron a la nobleza tanto en importancia como en la adquisición de posiciones burocráticas.
Este cambio estaba arraigado a los cambios en las operaciones militares. Con la llegada de grandes ejércitos de infantería, la autoridad estatal central eclipsó al control aristocrático tradicional. Alguien tenía que organizar a toda esta gente y pagar por todo. Nuevas tácticas de batalla surgieron así como nuevas armas con la invención de la ballesta como la espada de hierro y la armadura. Además, desde mediados del siglo sexto aparecieron grandes ejércitos en el campo de batalla, alcanzando supuestamente la cifra de 600,000 hombres. Si esto es cierto, Europa se tardaría 2,300 años antes de producir un ejército de fuerza similar pues nos sería sino hasta que las guerras napoleónicas pudieran lograrlo.
El tamaño creciente de los ejércitos chinos es nuestra señal de que hubo cambios amplios económicos, sociales y políticos. Durante el periodo oriental Zhou, todos los aspectos experimentarían un cambio radical. En la agricultura, se extendió el uso de fertilizantes, se construyeron redes de irrigación extensa y aparecieron herramientas de hierro fundido. Sólo a manera de comparación: el fertilizante no sería utilizado de forma extensiva en Europa sino hasta 1750. Con mayor cantidad de alimentos vino un incremento en el comercio y los pueblos comerciales. Por tanto comenzaron a surgir más pueblos amurallados. Con ello vino una especialización del trabajo y el flujo de dinero. La antigua China desarrolló la primera economía monetizada pues monedas e incluso el papel moneda comenzaron a utilizarse ampliamente. China, por tanto, era un fermento real.
La inestabilidad política y los grandes cambios económicos también llevaron a un gran fermento intelectual cuyos principales productos ustedes han escuchado hablar. El más famoso de los grandes intelectuales chinos de este periodo es Kong Fuzi o su nombre latinizado Confucio (551-479). Confucio fue emblemático en el surgiente grupo de los shi. Para el estado norteño de Lu, él se convirtió en un experto en el ceremonial, la genealogía y en las antiguas enseñanzas antes de entrar al servicio del estado. Eventualmente lo forzaron a exiliarse debido a sus políticas y viajó a lo largo de China juntando seguidores quienes analizaban cada palabra que él les decía. Existen registros que serían compiladosdespués en un texto llamado Analects. Confucio creía que vivía en tiempos agitados. Al voltear a ver el pasado, creía que éste había sido mejor porque mejores reyes habían gobernado. La gente antes estaba educada y cultivada, lo que le ayudaba a entender en qué consistía una buena política. Confucio inyectó en la cultura china un tremendo respeto de aprender de los libros y se convirtió en un tema popular hasta el fin oficial del imperio en 1911.
Confucio fue el pensador más importante de este periodo problemático, pero no fue el único. Mozi (470-391) fue uno de los críticos más duros de Confucio. Confucio estaba interesado en los rituales y en el amor a la familia pero Mozi enfatizaba el amor universal hacia todo. Su crítica es parecida a aquella que hemos visto en los profetas de la tradición judía. Argumentaba a favor de satisfacer las necesidades básicas de las personas y condenaba el tipo de consumo practicado por los shi. Por ejemplo, Confucio argumentaba que la música era central en la formación de un caballero mientras que Mozi percibía esto como un desperdicio de recursos.
La forma de pensar de Mozi nunca se volvió tan popular como la de Confucio pero otro sistema apareció aproximadamente al mismo tiempo y disfrutó de más popularidad. Durante el siglo sexto A.C. surgió un sistema de pensamiento conocido como taoísmo. El tao o camino era un enfoque metafísico hacia la vida que guiaba la conducta humana por medio de la contemplación del Tao. Por medio de la contemplación de la naturaleza se encontraba al Tao y consistía en unirse con la gran sabiduría de la naturaleza. Se cree que el texto taoísta más viejo lo escribió un individuo llamado Lao-tsé, aunque los historiadores ahora creen que en realidad nunca existió. El principio más importante de esta corriente es el wuwei. Esto esencialmente es la creencia de que los gobernantes no deben interferir en la vida cotidiana del pueblo. Si un gobernante lo hace, deja el Tao del buen gobierno.
El último pensador que analizaremos es Mengzi o Mencio (372-289) Mencio hizo tres adiciones importantes al Confucianismo. Primero, el hombre es una criatura moral. Aunque Confucio no era un filósofo inmoral, no enfatizaba el sentido moral del individuo, enfatizando la adoración ritual y ancestral sobre las decisiones individuales. Segundo, argumentaba que el bienestar económico de las personas era el fundamento de un buen estado. Un campesinado contento traía la estabilidad política. Para lograr este fin, defendía el tercer punto, que era la reforma agraria. Mencio creía que las tradiciones antiguas campesinas comunales traían bienestar y por tanto estabilidad política. Esto es importante porque muestra qué tanto había cambiado para los tiempos de Mencio; las estructuras viejas económicas y políticas se habían extinguido y China desarrolló un cuerpo de pensadores que trataban de dar respuestas a los nuevos problemas.
El fin del periodo de los Estados Guerreros nos lleva al fin de la historia china antigua y el inicio del imperio. Lo más importante y dinámico de los Estados guerreros fueron los Qin. Los Qin eran reformadores y la reforma más importante vino en 408 A.C. con una reforma hacendaria fundamental. En ese año, los Qin permitieron que el impuesto a la tierra se pagara en especie en vez de trabajo. Esto permitió que grandes sumas de dinero y materiales entraran a las arcas de los Qin que entonces utilizaron para financiar guerras contra sus enemigos, entre ellos, los Rong. En 403, los Qin también se beneficiaron de la división de un rival poderoso, los Jin, en tres reino, los Han, los Zhao y los Wei. Además, los Qin reclutaron activamente a personas talentosas fuera de su reino. Por ejemplo, en 361 A.C., los Qin reclutaron a un hombre llamado Shang Yang o el Señor Shang, quien se convirtió en el primer exponente de una tradición politica que se convrertiría en el “legalismo”. El legalismo sostenía que no había interés más grande que el del Estaod y que el Estado debía estar organizado en estructuras racionales para maximizar su poder. Bajo los Shang, los Qin crearon el xian, el distrito chino que se estandarizaría muy pronto y el cual estaría gobernado por un funcionario gubernamental en vez de un noble local. Esta reorganización administrativa también trajo grandes beneficios económicos pues el territorio Qin era un gran mercado libre, que incrementaba la actividad económica y, no por accidente, el poder estatal de los Qin.
Los Qin utilizaron su poder para derrotar y absorber a los reinos vecinos. En 256, se anexaron la última prate del antiguo reino Zhou y exintiguió su dinastía. Aparecieron reformas subsecuentes, centralizando más y volviendo más eficiente al Estado. Para 221, los Qin habían derrotado a todos sus enemigos y el rey Zhen tomó el título de Qin Shi Hungdi, lo que esencialmente significaba Primer Emperador de los Qin. Por primera vez, la mayor parte de lo que hoy es China estaba bajo el control de una dinastía. Este es un momento importante, pues a partir de aquí y en adelante una dinastía sería la norma. Aunque habría periodos de divisiones políticas en años subsecuentes, estas divisiones eran consideradas siempre como anormales. Por tanto, para 221 China tuvo su primer estado unificado y había fundado una tradición imperial que guiaba a la política y cultura chinas hasta su fin en 1911. En la siguiente sesión analizaremos al imperio cerca del año 950.

Sesión 14: El Islam se expande, 632 - 950

En la última sesión analizamos el contexto histórico de Mahoma y el curso que siguió su carrera como profeta y unificador político. Después de su muerte en 63, sus seguidores se enfrentaron al problema de definir su comunidad. ¿Deberían continuar como una comunidad única con un solo líder o deberían regresar a su forma de organización tribal? Después de difíciles discusiones los primeros musulmanes decidieron tener un solo líder y el suegro del profeta, Abu Bakr, quien había sido uno de los primeros seguidores, se hizo autonombrar el primer sucesor de Mahoma. En árabe, la palabra para sucesor es la palabra khalifa de donde viene el término califa, la palabra empleada para describir a todos los sucesores de Mahoma como líderes de la comunidad islámica.
Abu Bakr inmediatamente se enfrentó a un problema político: aunque la mayor parte de Arabia central había transferido su lealtad de Mahoma a Bakr, las comunidades al margen restablecieron el control local tanto religioso como político. Algunas áreas reclamaban el derecho a continuar como creyentes a pesar de no querer pagar impuestos a Bakú. Otras comunidades coquetearon con la idea de regresar sus antiguos sistemas de creencias. Además, en otras áreas surgieron profetas que competían. Bakr atacó a todas las comunidades indisciplinadas y las derrotó en lo que se llamaron las Guerras de Apostasía al enviar tropas a Yemen, Nejd y Yamama. Bakr utilizó una táctica psicológica interesante: atacó primero a las tribus vacilantes, ayudando así a que su propio ejército se agrandara antes de atacar a los enemigos verdaderamente peligrosos como Musaylima, el “falso profeta” de Yamama. Para 634, después de hacer campañas en Siria, Mesopotamia y Omán, las tropas de Bakr sometieron a la península arábiga. El cuadro entrenado de soldados que Bakr desarrolló durante las Guerras de Apostasía fue el fundamento de la futura expansión islámica pues convirtió a un ejército poderoso que estaba liderado por seguidores devotos. Por primera vez en la historia de Arabia, varias tribus y pueblos en la península estaban unidos en una entidad política única.
La combinación de la unidad política con el fervor religioso puso a los árabes al camino de las conquistas en masa. Las primeras conquistas ocurrieron principalmente durante el reinado del segundo Califa Umar ibn Al-Khattab (r. 634-44) a quien Abu Bakr había seleccionado para ser su sucesor aunque el tercer Califa Uthman ibn Affan (r. 644-56) también juntó muchos territorios nuevos. Durantes estos dos reinados, los califas enviaron a sus ejércitos a los imperios bizantino y sasánida. En el noroeste atacaron a los ejércitos bizantinos en Palestina y Siria. Estas áreas ya eran el hogar de muchas tribus que hablaban árabe por lo tanto el proceso de conquista fue bienvenido. En 636, el emperador bizantino Heraclio quien había sido derrotado por los sasánidas respondió a estas primeras incursiones al enviar un gran ejército al valle de Yarmuk, donde fue destrozado. Esta batalla terminó con la resistencia bizantina en la región y pronto toda Siria y Palestina quedarían bajo control islámico. Las únicas excepciones fueron algunas ciudades costeras que podían ser abastecidas por medio del mar. Siria se convirtió entonces en la base para una serie de incursiones árabes en Armenia, el norte de Mesopotamia y el sur de Anatolia. Para 642, los árabes quitaron a Constantinopla el control de Egipto, el abastecedor de granos del imperio.
Al mismo tiempo, los ejércitos árabes se dirigieron al imperio sasánida, atacando regiones al sur de Irak. Los sasánidas no eran más efectivos que los bizantinos para contener a los árabes. En 637, el ejército sasánida fue destruido en Kadisya al sur de Irak, lo que abrió la puerta para una expansión más profunda. De ahí, los ejército árabes se dirigieron a Khuzestán y Azerbaiyán, pero también mandaron ejércitos a las tierra altas de Irán. Para mediados de la década de 650, los ejércitos árabes controlaban un impero que abarcaba desde Yemen hasta Armenia, desde Sudán hasta Libia, desde Mesopotamia hasta Anatolia y desde Armenia hasta el Cáucaso. Este imperio tuvo un fundamento político-religioso único. Aunque los guerreros árabes eran creyentes, veían su misión como jihad, un esfuerzo militar por extender el mensaje religioso de Mahoma en el mundo del diablo, por lo que sometían a las poblaciones conquistadas a su nuevo orden político. Contrario al caso de Carlomagno o al de la posterior Reconquista en España, los nuevos regímenes islámicos nunca requirieron conversión a la nueva religión si ya eran creyentes del libro –es decir, judíos y cristianos. El nuevo régimen islámico solamente cobraba impuestos lo que otorgaba el derecho de las comunidades de adorar como lo habían hecho, aunque los paganos y los zoroastristas eran forzados a convertirse al islamismo.
Para entender la rapidez de las conquistas, necesitamos analizar las estructuras sociales y políticas de este nuevo estado con mayor detalle. Primero, el estado islámico era un imperio clásico con una élite árabe en los territorios conquistados para gobernar a las masas sin que necesariamente se asimilaran. Esta élite basó su poder en las tribus nómadas del norte y centro de Arabia que se convirtieron en un ejército de punta. Este ejército estaba asentado en varios puestos militares alrededor del Medio Oriente como Bufa, Basra, Fustat y Marv que después se convertirían en ciudades importantes. El movimiento de esas tropas no fue como el de las invasiones bárbaras en Europa o las invasiones mongolas en el siglo trece. Los califas árabes dirigieron esas fuerzas militares de manera central tanto para destruir regímenes existentes como para utilizar su poder político para crear nuevos sistemas burocráticos. Los resultados fueron cruciales para la región. El imperio sasánida estaba completamente deshecho y los bizantinos fueron replegados. El nuevo gobierno trajo consigo un nuevo sistema religioso que excluía casi a todos los demás. Esta estructura religiosa guió y apoyó el ascenso de una nueva clase económica. La riqueza que se había concentrado en manos bizantinas o sasánidas ahora se transfería a la nueva clase árabe. Esta situación fue importante para la posterior expansión del islamismo pues nuevas estructuras económicas crearon incentivos para la conversión de los pueblos súbditos. No había necesidad de utilizar la fuerza que caracterizó al choque europeo con los paganos, pues con el tiempo, el deseo de unirse a la nueva élite política se volvió abrumador.
Con relación al desarrollo de una élite musulmana árabe en el Medio Oriente se encontraba el problema del liderazgo político. La elección de los tres primeros califas como líderes no resolvió el problema de la legitimidad política pues su poder seguía estando basado en las tribus y ellos lo mantenían de manera informal. Cuando la percepción se incrementó que el tercer califa, Uthman estaba utilizado su poder de forma ilegítima los clivajes religiosos y políticos del debate irrumpieron en una guerra civil. Parte del problema era que para mediados del siglo sexto los ejércitos árabes habían alcanzado los límites del mundo “desarrollado” y se volvió cada vez más difícil robar riquezas y tomar hombres como esclavos para el nuevo imperio. En este contexto y por razones que no quedan claras, surgió la percepción de que Uthman estaba favoreciendo a miembros de su familia para distribuir favores financieros. En 656 se desató el descontento en una rebelión y el califa fue asesinado, abriéndose la puerta para un periodo de caos conocido como la Primer Guerra Civil (656-661). Las raíces tribales del Islam ya estaban puestas pues varios cabezas de las familias más importantes dentro del Quraysh combatieron por la supremacía. La consiguiente batalla fue importante para la historia del Islam pues aparecieron las sectas básicas que caracterizan al Islam moderno.
Después del asesinato de Uthman, un grupo de creyentes en Medina escogió a Alí ibn ABi Talib como califa. Alí era primo y yerno del profeta lo que le dio cierta legitimidad familiar pues era parte del clan Hashim. Sin embargo los parientes de Uthman, quienes pertenecían al clan Umayyad, siguieron el estandarte de Umayyad Muawiyah. Después se unieron no sólo con algunos de los otros parientes de Mahoma, incluyendo a la esposa favorita del profeta, Aisha, pero también a figuras sobresalientes de la tribu Quraysh así como a dos partidarios de Mahoma para retar a Alí. Lo que siguió fue una batalla cerca de lo que hoy es Basra llamada la “Batalla del Camello” entre los partidarios de Alí y sus enemigos en el que sus enemigos fueron derrotados.
Los partidarios de Alí o shiat Ali -de donde viene el término Chía o chiítas- establecieron su capital en Bufa mientras que Muawiyah se replegó a sus bases en Siria. Las tropas de Alí se dirigieron al norte para pelear pero ambos lados decidieron no hacerlo ya que no era correcto atacar a los creyentes y se replegaron para esperar la decisión de un árbitro. Ningún lado aceptó los resultados de la decisión lo que significaba que la guerra continuaría.
Sin embargo, la posición política de Alí ya se había debilitado con la salida de un grupo religioso clave para su coalición conocido como los Kharijitas. Los Kharijitas eran una secta muy austera dentro del Islam que enfatizaba la observancia absoluta de la religión. Habían apoyado abiertamente la rebelión contra Uthman debido a su supuesta irreligiosidad, y probablemente creyeron que si Alí llegaba a un acuerdo con lo Umayyads, ellos serían sacrificados. No obstante, los ejércitos de Alí respondieron a la salida masacrando a los Kharijitas en Nahrawan. Este suceso provocó que mucha gente le diera la espalda a Alí porque los Kharijitas eran conocidos y respetados por su religiosidad. Por supuesto, los Kharijitas que quedaron no aceptaron simplemente la masacre y se confabularon para asesinar a Alí. En 661 Alí fue asesinado lo que trajo un periodo de paz después de la guerra civil (Otro asesino Kharijita trató de matar a Muawiyah pero se frustró el ataque). Dado que sólo había un reclamante al trono, gran parte de los creyentes aceptó al nuevo califa, lo que marcó el comienzo del Califato Umayyad (661-750). El reinado de Muawiyah fue estable y próspero. Logró mantener bajo control a los chiítas y a los Kharijitas y comenzó a mandar ejércitos árabes a los territorios vecinos.
Sin embargo, el ascenso de Muawiyah al califato no resolvió ninguno de los asuntos fundamentales a los que dio lugar la Primera Guerra Civil. Por tanto, a su muerte en 680 otra guerra, se desató oficialmente la Segunda Guerra Civil (680-692). Esta guerra fue casi una réplica exacta de la primera, pues eran los mismos grupos los que luchaban sólo que era la siguiente generación la que la llevaba a acabo.
El hijo de Muawiyah, Yazi (r.680-83) dirigió la lucha desde Damasco hasta su muerte, cuando otro Umayyad Abd al-Malik ibn Marwan (r.685-705) se hizo cargo. Los chiítas salieron de su fortaleza en Bufa, argumentando que sólo un descendiente de Alí podía ser Califa y apoyaron al hijo de Alí al-Husayn. En 680, al-Husayn y toda su familia fueron masacrados por tropas de Umayyad en Karbala, pero los chiítas continuaron con su lucha bajo el liderazgo de un hombre llamado al-Mukhtar, quien afirmaba que sus actos eran en nombre de otro de los hijos de Alí.
Al mismo tiempo que los chiítas salían, otro heredero del pasado regresó para reclamar su poder. Abd Allah ibn al-Zubayr (642-692) quien era hijo de uno de los primeros partidarios de Muawiyah se estableció en la Meca, retando a los Umayyads. Además regresaron los Kharijitas en varias partes de Arabia, Irak e Irán. Sólo era cuestión de acción concertada y cruel por parte de al-Malik y su mano derecha al-Hajjaj ibn Yusuf lo que permitiría a los Umayyads pacificar Irak y Arabia. Sin embargo, este proceso de unificación fue sangriento y dejó cicatrices permanentes en el Islam. Antes de su muerte, Yazid permitió que su ejército aplastara una rebelión en Medina y asedió la Meca lo que causó un incendio que destruyó parte de la Cava. Los chiítas se enfurecieron por el asesinato de su heredero al-Husayn y el de toda su familia y el recuerdo de esta traición es fundamental para los rituales religiosos chiítas todavía hoy.
Como resultado, pronto después del martirio de al-Husayn, los chíitas comenzaron a verse a sí mismos como un subgrupo distinto dentro del Islam. Por tanto, las dos guerras civiles crearon las líneas generales del Islam moderno de los sunitas, los chíitas y un grupo más pequeño, los Kharajitas, y cada grupo justificó su posición por medio del recuerdo de estos eventos políticos.
Es en este momento cuando ya podemos comenzar a cambiar de equipo y ver hacia el futuro. Para el año 700, ya se habían establecido los acuerdos políticos internos del califato así como las fortalezas y debilidades que implicaban. Antes de ese momento, el Islam había sido una comunidad vagamente organizada de creyentes quienes se agrupaban alrededor de una ideología central en vez de una estructura estatal específica. Las dos guerras civiles cambiaron todo esto. A partir de este punto en adelante el Islam tendría una autoridad centralizada que guiaría tanto a la religión como la política, y después de 692, los seguidores de Mahoma comenzaron a verse más claramente como musulmanes, un grupo de monoteístas quienes seguían las enseñanzas de Mahoma y que era diferentes de los cristianos y de los judíos.
La dinastía Umayyad cayó en 750 ante los abásidas quienes eran descendientes del tío del profeta Abbas ibn Abd al-Muttalib (ca. 566- ca. 653). Ellos cambiaron la capital del imperio de Damasco a Bagdad pero el califato que se había cimentado bajo los Umayyads conservó su estructura básica. Primero, el califato continuó siendo militarmente agresivo pues los Umayyads atacaron repetidamente Constantinopla en 669, 674-80, y 716-717 junto con incursiones constantes en la península de Anatolia y movimientos en el norte de África. Esta agresión tuvo dos propósitos: era propaganda de la victoria el guerrear contra los infieles y traía consigo más botines y esclavo que podrían ser distribuidos a lo largo del imperio. Segundo, el califato se convirtió en el principal motivador ideológico de los ejércitos del Islam. Sin un califa que dirigiera y organizara las energías musulmanas, no era posible una gran cruzada musulmana.
Por tanto, el desarrollo del califato como una institución político-religiosa nos ayuda a explicar los primeros éxitos militares del Islam durante los siglos octavo y noveno. Durante este periodo los musulmanes finalmente expulsaron a los últimos puestos militares bizantinos en el norte de África, tomando Cartago y Marruecos. La toma de Marruecos y Libia fue de importancia crucial pues ayudó a la conversión de la población nómada bereber del norte de África. En 711, un general musulman llamado Tariq ibn Ziyad condujo a un ejército de bereberes por los estrechos de Gibraltar en España. Dentro de algunos años, los musulmanes controlarían casi toda España hasta los Pirineos donde lucharían contra Francia, antes de ser repelidos por los ejércitos francos. Durante el siglo noveno, los representantes abásidas en Túnez, los aglábidas, comenzaron a incursionar militarmente en Italia, llegando a Sicilia en 827 y manteniendo una continua presencia hasta la llegada de los normando a mediados del siglo once. En el este, los gobernadores Umayyad extendieron su alcance por Irán y se cambiaron a Asia Central y partes del a India –dos lugares donde el Islam ha permanecido a pesar de ataques en su contra.
Es importante reconocer que la expansión imperial del Islam no se confinó a la expansión de su religión. De hecho, gobiernos islámicos no fueron sagaces en expandir los límites de la religión, pues los infieles eran una fuente de ingresos. Todos los miembros de otras religiones que no querían convertirse eran obligados a pagar un impuesto que garantizaba la libertad de culto. Cada converso al Islam representaba una pérdida de ingresos. La expansión del Islam realmente fue el trabajo de comerciantes y predicadores, quienes anduvieron por todo el imperio difundiendo las enseñanzas de Mahoma. Contrario a las conversiones forzadas en la Europa cristiana, las conversiones de los infieles fueron raras y sólo hasta 850 los musulmanes comenzaron a ser mayoría dentro del Imperio Islámico. La conversión de poblaciones nativas fue un proceso lento pues la gente se unía a la nueva religión por una gran cantidad de razones, entre las que se incluían los incentivos sociales y económicos así como un llamado básico hacia las enseñanzas del Islam. Sin embargo, en este contexto no podemos ignorar que los judíos y cristianos en el imperio sufrieron de la persecución que iba en aumento durante los siglos noveno y décimo, cuyo auge llegó durante las cruzadas cristianas.
A pesar de ello, o quizá por su éxito, el califato continuó sufriendo de inestabilidad política. La larga enemistad de los chíitas con los kharijitas continuó durante el periodo Umayyad. Pero los Umayyads también fueron enemigos de los recién convertidos al Islam al favorecer a los musulmanes árabes sobre otros grupos étnicos. Además de inflamar los ánimos por asuntos religiosos, los Umayyads también se enfrentaron a una crisis agrícola severa durante el siglo octavo lo que dañó los ingresos fiscales y requirió de medidas draconianas que exacerbaron la oposición pública. Esto llevó a un levantamiento en 750, en el que los abásidas depusieron a los Umayyads y su líder Abu l-Abbas al-Saffah fue reconocido como califa. Tomó algún tiempo y esfuerzo para consolidarse antes de que los abásidas estuvieran en el poder en 756. Esta familia ocuparía el califato sin interrupción hasta 1258, cuando los ejércitos mongoles depusieron al último califa y abolieron esta institución. El poder abásida real sólo duró dos siglos y para 950 el poder degeneró de tal forma que el Islam se dividió en reinos rivales, con los Buyidas controlando Bagdad, los Ghaznávidas ocupando la mayor parte de Irán, y los fatimíes controlando Egipto y el norte de África. Además, apareció un reino Umayyad en España, fundado por un príncipe que había escapado de la masacra abásida.
Por tanto, podemos identificar dos etapas diferentes de la historia política del imperio. La primera es la gran expansión militar del periodo que va de 63 hasta casi 700. El segundo es una disolución gradual en entidades políticas que competían entre sí entre 700 y 950. La ironía es que la cultura islámica florecía en el periodo de declive político, pues las cortes competían, particularmente en Córdoba, España que creó una rica variedad de arte islámico, literatura y filosofía que un día educaría a Europa. No podemos trazar el desarrollo de este mundo, pero el declive político del Islam abrió la puerta para un contraataque europeo, las Cruzadas, de las que hablaremos en una clase futura.

Sesión 13: El profeta Mahoma y la política de la revelación

En occidente no estamos acostumbrados a ver al Islam como parte de un horizonte mediterráneo más grande. Los conflictos religiosos y políticos de los últimos mil cuatrocientos años han alentado a los occidentales a ver al Islam como algo extraño, diferente y peligroso. Occidente ha cultivado una larga tradición de enemistad y desconfianza, o como dice el Cantar de Roldán: “Los cristianos están en lo correcto, los musulmanes están mal”. Por supuesto, los malentendidos y la desconfianza entre Occidente y el Islam ha sido mutua, pues los musulmanes han cultivado sus propias ideas absurdas acerca de los méritos de los judíos, cristianos y de aquellos pueblos que no creen en Alá. En esta sesión y en la próxima trataremos de ver esta enemistad histórica y analizaremos tanto al Islam como a los estados que acompañaron su ascenso en término de la construcción de un imperio. Hemos visto varios pueblos ascender y construir imperios en el Mediterráneo. En este momento entre un nuevo pueblo al escenario mundial: los árabes, y aunque su imperio es ligeramente diferentes de los otros que hemos analizado no deja de ser un imperio.
Para entender cómo y porqué el Islam ascendió tan alto debemos analizar la situación histórica del Cercano Oriente en el siglo sexto. Los imperios bizantino y sasánida se habían enfrascado en una lucha durante todo el siglo sexto y no fue sino hasta las grandes batallas de Heraclio en el siglo séptimo que Bizancio pudo obtener la victoria. Esta batalla fue la última en un largo conflicto entre Roma y Persia, pero con la victoria final de Bizancio ambas potencias estaban exhaustas. El curso de este conflicto sugiere varios asuntos para entender las guerras que siguieron. Ambas potencias representaban diferentes tradiciones culturales. Los bizantinos hablaban griego y cultivaron la cultura helenística mientras que los sasánidas hablaban persa y cultivaron las antiguas tradiciones iraníes. A estas diferencias culturales básicas debemos añadir una rivalidad religiosa muy fuerte pues Bizancio era la gran potencia cristiana y los sasánidas apoyaban el zoroastrismo. Por tanto, antes de la llegada del Islam, la creencia religiosa ya se había politizado en el Medio Oriente.
El conflicto político-religioso entre estos dos imperios se fundamentaba además en una rivalidad comercial. Los bizantinos y los sasánidas competían ferozmente por áreas estratégicas como Armenia y Mesopotamia en el norte. Sin embargo, el creciente comercio con China e India hizo que ambas potencias voltearan hacia el sur pues el deseo de gravar al comercio lucrativo de la seda china, las especies indias y el incienso árabe incrementó la competencia. Arabia ocupaba una posición estratégica con respecto al comercio con Oriente y ambas potencias se aliaron con los gobiernos locales para obtener el control. Los bizantinos se aliaron con un reino cristiano en la parte norte de la península arábiga llamada Axum mientras que los sasánidas establecieron protectorados con las tribus locales alrededor de Omán. En 525, los bizantinos indujeron al reino de Axum a atacar a otro reino en Yemen llamado Himyar para controlar el acceso al Mar Rojo. Sin embargo, en 575 los sasánidas expulsaron a los axumitas de Yemen por una invitación de Millar y establecieron una provincia sasánida. Después, entre 611 y 620, los sasánidas lanzaron la última de sus grandes guerras contra Bizancio y disfrutaron de gran éxito, invadiendo gran parte de Anatolia y toda Siria y Egipto. Sin embargo, en 68 el emperador Bizantino Heraclio derrotó a los Sasánidas y estableció a un rey favorable en el trono.
Lo que intento al relatar el conflicto bizantino-sasánida es mostrar que aunque Arabia estaba a las afueras del mundo mediterráneo, no estaba asilada de las corrientes políticas y culturales de su tiempo. Los desarrollos económicos y políticos en el norte afectaron la vida en la península pues el comercio era un factor importante en la economía local. Más aún, las influencias religiosas de ambos imperios se extendían en Arabia. El cristianismo extendió su alcance alrededor de Yemen y Omán hacia arriba hasta la costa este de arabia y disfrutó de influencia significativa entre las tribus árabes del norte que se desplazaban en las fronteras de Siria y Mesopotamia. El judaísmo también se extendió intensamente en Arabia pues aparecieron comunidades judías en la costa del Mar Rojo, incluyendo las ciudades importantes de Khaybar y Yathrib, la última se conoce en la actualidad como Medina. El zoroastrismo no se difundió tanto en Arabia como el judaísmo y el cristianismo pero sí tuvo seguidores en el este de Arabia y Omán. Por tanto, para el siglo séptimo, existían en Arabia comunidades monoteístas significativas que tenían contactos fuertes con las tradiciones religiosas y políticas del norte.
Al haberse conectado Arabia tanto con las tradiciones bizantinas y sasánidas debemos analizar dos cosas. Primero, además de las tradiciones monoteístas que hemos analizado, Arabia también tenía una gran cantidad de tradiciones animistas, muchas de las cuales databan de los antiguos babilonios. Significativamente para la historia del Islam, las fuertes creencias del animismo estaban ubicadas en el centro y el oeste de Arabia particularmente en pueblos como Taif y la Meca. Estos pueblos eran lugares sagrados alardeando con armas o santuarios en los que pelear estaba prohibido. En la Meca, por ejemplo, el haram estaba alrededor de la Kabah, una estructura gigante con forma de cubo que contenía una roca de meteorito que los nativos adoraban para obtener favores divinos. El papel religioso de Taif y la Meca las convirtió en centros religiosos y económicos importantes ya que luchar estaba prohibido y los mercaderes podían involucrarse en actividades comerciales. Por tanto, las rutas de peregrinación se convirtieron en caminos para el comercio y la religión. El segundo asunto es geográfico. Arabia está llena de tierras agrícolas marginales lo que significa que había muy pocas ciudades grandes y que la mayoría de la población era nómada viviendo en tribus y emigrando. Estas bandas tribales usualmente estaban fuera de cualquier control político efectivo y se involucraban en actividades vandálicas para incrementar sus bajos ingresos derivados del pastoreo y del comercio. Por tanto, cuando finalmente se organizaron por medio del Islam, Arabia tenía listo un suministro de personas que podía abandonar su tierra y sabía luchar.
Hasta ahora he esbozado el contorno del mundo en el que nacería el profeta Mahoma. Ahora analicemos al profeta y su contexto. Desafortunadamente no se sabe mucho acerca de los primeros años de vida de Mahoma. Nació con el nombre de Mohamed ibn Abd Allah alrededor del año 570 D.C. en el pueblo occidental de Arabia llamado la Meca. Los árabes estaban organizados de manera tribal y Mahoma provenía de un clan menor, los Hashim, de una tribu importante los Quraysh, que dominaban el área alrededor de la Meca. Los Hashim eran esencialmente un grupo de comerciantes no muy ricos pero tampoco bajos en la escala social. Lo mismo es válido para los antecedentes maternos de Mahoma. Su mamá provenía de Zuhra que era otro grupo parecido. La posición de Mahoma dentro de la estructura árabe tribal sería crucial para los primeros años del Islam. Mahoma quedó huérfano a edad temprana y entro a la familia de su tío paterno Abu Talib quien también era cabecilla del clan Hashim. Parece que los dos desarrollaron una relación muy cercana pues no hubo ningún quiebre entre los dos a pesar de que Abu Talib se hubiera negado a convertirse al Islam.
La Meca era un centro religioso y mercantil. Los Quraysh eran guardianes del santuario de Kabaa y se involucraron en operaciones comerciales. De manera conjunta, esto significó que la Meca tenía mucho contacto con otras partes de Arabia y las ideas que se divulgaban en la región en ese entonces.
Mahoma era aparentemente un joven prometedor quien jugaba un papel activo en la vida religiosa y económica de la Meca. Cuando llegó a la edad adulta se convirtió en un mercader local. Para lograr esto se casó con una viuda rica llamada Khadijah bin Huwaylid. Khadijah era un poco más grande que Mahoma y tenía su propio negocio mercantil al comerciar con lugares tan distantes como Siria. Su carácter fuerte y su fortuna independiente serían importantes más adelante. Aunque Mahoma comenzó como cualquiera de su generación, era más introspectivo que el promedio de sus contemporáneos. Esto se evidencia por sus constantes salidas de largo tiempo para meditar. En 610 durante un periodo de aislacionismo, Mahoma comenzó a tener visiones que interpretaría como revelaciones de Dios. Inicialmente, estaba tan horrorizado con los mensajes que los rechazó y buscó el apoyo de su primera esposa Khadijah. Sin embargo, estos mensajes continuaron y Mahoma empezó lentamente no sólo a aceptarlos sino a verse a sí mismo como el mensajero de Dios. Mahoma repitió estas revelaciones a sus primeros seguidores y con el tiempo fueron recolectadas y escritas en el Corán, la escritura sagrada del Islam. Por tanto, para todos los musulmanes el Corán no sólo representa la palabra de Dios, es la palabra de Dios.
El mensaje de Dios a Mahoma fue consistente con una larga tradición de revelaciones sagradas en el Medio Oriente. Tan parecida como a la temprana profecía hebrea, se basó en una advertencia que sólo por medio de total devoción a Dios se podía obtener la salvación y la vida eterna. El Corán es por tanto una visión del ser esencial de Dios y establece las prácticas correctas de adoración a Dios. Algunas revelaciones describen la naturaleza unitaria de Dios y su omnipotencia como creador del universo y de todo lo que en él habita. Otras revelaciones advertían sobre el Juicio Final prometiendo el cielo a las personas que han sido morales y aquellos que no irían al infierno. Otras revelaciones más detallaron un plan sobre cómo seguir el camino de la moralidad. El camino correcto comenzaba con la adoración de un solo Dios y rechazando todos los ídolos falsos. Aquellos que seguían este camino rezaban regularmente, daban alms y se preocupaban especialmente por los pobres, las viudas y los huérfanos. Para estar en el camino uno tenía que actuar con estricta modestia entre los sexos y practicar la humildad en todas las actividades diarias. Asimismo otras revelaciones también repetían historias sobre los primeros profetas incluyendo a Abraham, Moisés, David y Jesús, todos quienes habían traído la palabra de Dios al pueblo.
Al tratar de entender el éxito de Mahoma necesitamos reconocer que este mensaje estaba hecho en un lenguaje que era inmediatamente comprensible para la mayoría de sus compatriotas árabes. El énfasis en el monoteísmo, el juicio final, el cielo y el infierno ya están en Arabia gracias a las otras religiones monoteístas. Por tanto, en este sentido, Mahoma continuó y quizás refinó los mensajes básicos de sus predecesores religiosos. Dentro de esta comunidad tribal del Quraysh, el mensaje de Mahoma fue un desastre pues lo vieron como un ataque brusco al fundamento de sus vidas. Mahoma les dijo que su animismo y politeísmo era incorrecto, que se irían al infierno y que eran muy poco modestos y caritativos de lo que podrían ser y que en el mejor de los casos eran impíos. Mahoma fue tan lejos que criticó a sus propios ancestros de paganos y les dijo que se irían al infierno. Los Quraysh no lo tolerarían.
La tribu de Mahoma no tenía duda de que él era una especie de profeta. Había una gran tradición en la región de personas que vencían a las fuerzas naturales. Pero lo que Mahoma decía acerca de ser el mensajero de un solo Dios fue percibido con desconfianza. Mahoma comenzó a predicar sus ideas en 613 y había interés por parte de una generación más joven. Inicialmente la tribu estaba dispuesta a tolerar su peculiaridad. No había mucho que hacer contra él pues al pertenecer al clan Hashim sus compañeros de tribu estaban obligados a protegerlo. No obstante, Mahoma pronto se volvió una carga política. Cada tribu en Arabia tenía sus ideas propias o prácticas que las distinguían de las demás. Por tanto, si Mahoma predicaba contra los dioses que otra tribu adoraba, esto era un ataque contra la identidad de la tribu y eso fue lo que hizo con todas las tribus. Era sólo cuestión de tiempo antes de que la tribu se defendiera por la fuerza. Lentamente la situación de Mahoma en la Meca se volvió peor y Abu Tali, quien había protegido a su sobrino como miembro del clan Hashim eventualmente se vio imposibilitado para hacerlo.
Alrededor del año 620 Mahoma consiguió seguidores en la ciudad de Yathrib que está alrededor de 250 millas al norte de la meca. Yathrib tenía la ventaja de que estaba dividida por asuntos religiosos. Había muchos paganos y un número considerable de tribus judías y nunca habían podido llevarse bien. En 622, una delegación de musulmanes invitó al profeta a su ciudad para arbitrar disputas locales. Mahoma envió a sus seguidores a la ciudad y finalmente se asentó ahí después en el mismo año. Por tanto, Yathrib se conoció como Medina o la ciudad del Profeta. Este cambio de la Meca a Medina se llama hijra entre los musulmanes y es un momento significado para la historia del Islam pues marca el inicio del calendario islámico. Para nuestros propósitos, el hijra es importante pues marca el inicio del Islam como un movimiento político. Ahora que Mahoma y sus seguidores no eran una banda acosadora de forajidos, tenían una comunidad político-religiosa autónoma.
Mahoma pasó los siguientes diez años en Medina consolidando su poder dentro de ese pueblo y a sus alrededores. Mahoma pacificó las rivalidades entre los grupos tribales dentro del pueblo y también tuvo bajo su control a la comunidad judía. Algunos de los judíos lo apoyaron pero otros se oponían. Aquellos que se oponían sufrieron castigos muy duros, sufriendo el exilio, la pérdida de sus propiedades, o inclusive la esclavitud y la ejecución. Los oponentes más férreos a Mahoma fue su propia tribu en la Meca. Durante la siguiente década, la Meca y Medina lucharon para obtener influencia sobre los pueblos y las tribus nómadas en Arabia. La Meca parecía tener ventaja al principio por el comercio que le daba gran bienestar. Mahoma trató de igualar la situación al lanzar una serie de incursiones devastadores contra las caravanas de la Meca, tomando botín y rehenes. La fase inicial del conflicto no quedó decidida pues las fuerzas de Mahoma estuvieron en lucha contra aquellas de la Meca en 624, 625 y 627. Mahoma negoció una tregua con la Meca en 628 pero esto sólo fue un respiro.
La tregua con la Meca fue importante porque le permitió al profeta vencer a la resistencia en otras áreas como en Khaybar, donde la gran población judía se oponía a Mahoma. Una vez que Mahoma pacificó Khaybar, su atención regresó a la Meca quien se rindió de forma relativamente fácil en 630 ante las fuerzas de Mahoma. Mahoma era magnánimo en la victoria, evitándose conflictos futuros al darles a los Quraysh que quedaban cargos altos en su nuevo estado. Mientras Mahoma estaba haciendo esto, también trabajó para someter otros pueblos y tribus nómadas dentro de su esfera de influencia. Convenció a varios de ellos para que se unieran por medio de una combinación de su mensaje religioso, promesas de recompensas materiales y, a veces, abierta violencia. Con la Meca y estas tribus locales bajo su mando, Mahoma se volvió hacia la gran ciudad de Taif y las tribus no conversas que quedaban. La derrota de Taif hizo que la escritura en el muro fuera clara para todos: las tribus independientes que quedaban y los pueblos enviaron delegaciones a Medina para negociar su sumisión. Cuando murió Mahoma en 632, su comunidad político-religiosa se había extendido por todo el oeste de Arabia y ya se habían establecido conexiones importantes con las comunidades en Hijaz, Nejd, Omán y Yemen. Por su parte, Mahoma había extendido su imperio en gran medida por medio de la persuasión en vez de la fuerza. Sin embargo, después de su muerte, esto cambiaría pues los ejércitos árabes se esparcirían por la península y chocarían con los viejos imperios del Mediterráneo. Analizaremos estos acontecimientos la próxima vez.